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Muchas son las obras musicales que dejó Guerrero, y de ella citaré las que da noticias La Foge, que son entre otras, á más de seis misas , las impresas con los títulos Magníficat quatuor vocum, Il secondo libro di Messe , Il primo libro di salmi á quattro, Hymnorum in Hispalensi eclesiæ tantum cani, solita, &. &.

Horrible fué otro crimen cometido por un berberisco y su manceba en la persona del marido de ésta, pero el castigo no lo fué menos. Por último, para terminar, citaré estas dos ejecuciones que ocurrieron entrado ya el siglo XVII, en que tantas hubo, á alguna de las cuales, más adelante dedicaré especial lugar.

En la imposibilidad de relatar el acontecimiento en lenguaje más escogido que el de corresponsal del Globo de Sacramento, citaré algunas de sus frases más graciosas: «Las implacables flechas del pícaro Cupido se ensañan estos días en nuestros galantes salones: hay una nueva víctima.

No citaré ninguno de esos casos; pero, ¿quién no recuerda en Bogotá la historia terrible de aquel anciano que habiendo ofendido involuntariamente a un hombre joven y de pasiones profundas, le pidió públicamente perdón, se arrodilló a los pies del arzobispo para que éste evitara el encuentro a que su adversario lo incitaba de una manera implacable; hizo, en una palabra, cuanto es dado hacer a un hombre para aplacar a otro?

Entre estos peregrinos que nos han dado chasco, te citaré a Simón el Mago, a Apolonio de Tiana, a Máximo de Efeso, consejero de Juliano el Apóstata, y por último, al encantador Merlín, a quien consideran en Europa como hijo del diablo, lo cual no hay para qué decir que es absurda mentira. ¿Pero es menester preguntó Morsamor llegar a estos sitios para participar de vuestra sabiduría?

Citaré muy de paso, como los mas notables del órden civil: el Hôtel-de-Ville ó palacio municipal, edificio bien inferior á otros de su clase en Bélgica, pero notable por la gracia de su arquitectura gótica; el Palacio de Justicia, interesante por sus tradiciones históricas, y curioso por algunas esculturas y la magnífica chimenea consagrada á Cárlos V que decora una de las salas; y el Hospital-de-San-Juan, que contiene en una pequeña sala las prodigiosas obras de Memling, tan célebres entre los aficionados á la pintura, entre las cuales se distingue el primoroso relícario, cubierto en su cuerpo y sus abras de pinturas que representan la vida de Santa Ursula, la tríptica consagrada al matrimonio místico de Santa Catarina y el cuadro que imita la adoracion de los magos.

He mencionado ántes el Hotel Dieu, que domina el muelle ó parapeto del Ródano, como un hermoso monumento, digno de admiracion por su grandeza y majestad. Citaré á próposito el palacio de Justicia, porque ámbos pertenecen al estilo suntuoso del Renacimiento, en que el arte se muestra subyugado por las reglas y la simetría académica se ostenta en lugar de la inspiracion,

Y si me añades que no puede ser de ventaja alguna el ir atrasados con respecto a los demás, te diré que lo que no se conoce no se desea ni echa de menos: así suele el que va atrasado creer que va adelantado, que tal es el orgullo de los hombres, que nos pone a todos una venda en los ojos para que no veamos ni sepamos por dónde vamos, y te citaré a este propósito el caso de una buena vieja que en un pueblo, que no quiero nombrarte, ha de vivir todavía, la cual vieja era de estas muy leídas de los lugares; estaba subscripta a la Gaceta, y la había de leer siempre desde la Real orden hasta el último partido vacante, de seguido, y sin pasar nunca a otro sin haber primero dado fin del anterior.

Citaré, por ejemplo, el fragmento de una carta de amor, escrita en el siglo IX, donde el amador ausente se considera tan herido en el corazón y en el alma, que va á morir de mal de ausencia. Es además muy interesante la postdata de esta carta sentimental, ya que por ella se ve que fue confiada á una paloma mensajera.

Entre los episodios dignos de ser recordados que tuvieron lugar en la Alameda en los largos años de nuestras revueltas políticas, citaré un gran banquete que allí se celebró en 1820 á las tropas de Riego, al cual asistió el mismo general, que á la hora de los brindis leyó uno en muy medianos versos que había escrito su hermano el canónigo don Miguel del Riego.