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Ambos fueron amparados por el Conde de Essex, y probablemente á su costa impresos, aunque la voz pública admitiera por editora á la Reina . Los libros que hizo fueron imprimidos á costa de la Reyna y han embiado un gran número dellos en Aragón para revolver aquel reynoAvisos de Inglaterra. Arch. de Simancas. Estado. Flandes, leg. 609.

Si ahora regresase á Córdoba, pronto tendria que volverlas á pasar para la campaña de la próxima primavera; por lo tanto aquí nos quedamos hasta el año venidero, y cuando acabemos la campaña entrante nos retiraremosLlenos de admiracion y de terror los cristianos, volvieron á pedirle paz con nuevas instancias, y hasta le propusieron condiciones humillantes para que la admitiera: fueron estas, que ellos mismos habian de facilitarle acémilas para conducir su botin, y provisiones para los dias de marcha hasta llegar á su frontera, y que por sus propias manos separarian los cadáveres de sus compañeros que obstruían el paso entre las dos montañas.

Habrá por tanto que eliminar la mencionada relación de Navarrete, entendiendo que los individuos fallecidos en las Indias que comprende, murieron en otros viajes, no todos en el primero. Si se admitiera la defunción separadamente de los que guarnecieron la fortaleza de Navidad, los cuarenta sumados á los treinta y ocho compondrían casi el total de los expedicionarios.

El siguiente dia después de la llegada de Berenguer, asistiendo toda la nobleza de la Corte, así extranjeros como naturales, Roger de Flor, habida licencia de Andronico, se quitó el bonete, insignia de su dignidad de Megaduque, y juntamente con el sello, baston y estandarte de su oficio, le entregó á Berenguer; rehusólo, y sin duda no lo admitiera, si el Emperador resueltamente no se lo mandara.

A casa le traía, , señora, como traje a Frasquito Ponte, por caridad... Si hubo misericordia con el otro, ¿por qué no ha de haberla con este? ¿O es que la caridad es una para el caballero de levita, y otra para el pobre desnudo? Yo no lo entiendo así, yo no distingo... Por eso le traía; y si a él no le admite, será lo mismo que si a no me admitiera.

El primer día de diciembre Celestina se propuso, de acuerdo con don Custodio, dar el último ataque para conseguir que su padre admitiera los Sacramentos. Al entrar, por la mañana, a eso de las ocho, don Pompeyo Guimarán, que venía soplándose los dedos, la beata le detuvo en la tienda abandonada, fría, llena de ratones.

Notó también que el Delfín se preocupaba mucho de ciertos recados o esquelitas que a la casa traían para él, mostrándose más bien temeroso de recibirlos que deseoso de ellos. A menudo daba a los criados orden de que le negaran y de que no se admitiera carta ni recado. Estaba algo inquieto, y su mamá se dijo gozosa: «Persecución tenemos; pero él parece querer cortar toda clase de comunicaciones.

Quiso dejar el dinero que había traído para pagar los atrasos de la pensión de Rufete, pero el Director no lo consintió. En cuanto a las ropas, tanto instó al bondadoso señor para que las admitiera, que este hubo de dejarlas, dando las gracias en nombre de los demás enfermos pobres que tanto las necesitaban.