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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Tocaría, pues, a otra puerta, yéndose derechita a ver al Sr. de Feijoo, que era amigo suyo y había sido su pretendiente, y tenía gran amistad con don Jacinto Villalonga, íntimo del Ministro de la Gobernación. A poco llegó don Basilio diciendo que Maxi no venía a almorzar. «Ha ido con D. León Pintado a ver a no sé qué personaje, y tienen para un rato».
37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; pero no como yo quiero, sino como tú.
El papel le perseguía, le rodeaba; había nacido para ser su siervo. ¡Siempre el papel, negro de tinta, acosándolo, cerrándole el camino! Mientras tanto, el pan y el bienestar huían de él, yéndose en busca de los brutos. Con la cólera que le inspiraban estos pensamientos, arrojó en el triste rescoldo un volumen, el primero que halló a mano.
Pues bien, las jóvenes distinguidas no pudiendo soportar, como es natural, el contacto de otras jóvenes menos distinguidas, empezaban a desertar del paseo acostumbrado yéndose por pelotones al otro camino. Desde allí, irguiendo la noble cabeza, miraban, al través de la red de carruajes, desfilar a sus enemigas naturales por el paseo de enfrente.
12 Y yéndose los criados de David, se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. 13 Entonces David dijo a sus criados: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada; también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.
¡Feliz! ¡Y tienes el valor de decirlo! ¿Quién puede ser feliz contigo? ¡Ni la última de las mujeres!... ¡Pobre diablo! concluía con risa nerviosa, yéndose. Kassim trabajaba esa noche hasta las tres de la mañana, y su mujer tenía luego nuevas chispas que ella consideraba un instante con los labios apretados. Sí... ¡no es una diadema sorprendente!... ¿cuando la hiciste?
Dotado de una voluntad firme e inalterable, religioso por carácter, y confiando en la Providencia, dejó la cabaña de su madre, yéndose a pie a Nápoles, donde se hizo lazzaroni y bracero; y el dinero que ganaba durante el día en esta ocupación, lo empleaba por la noche en pagar a los maestros que le educaban. Pasaba la noche inclinado sobre sus libros, abusando así de sus fuerzas y de su salud.
Así llegaron a conocer palmo a palmo cuantos paseos, carreteras y cuestas rodean a la Corte, yéndose a pies que queréis por esas rondas, como hidalgos de leyenda que marchan a ver tierras, y por entonces debió ser cuando en casa de Millán el padre de éste, y en la de Pepe su madre, notaron que los chicos rompían zapatos como si lo hicieran a porfía.
Hace cuatro meses desto, y ya mi madre, por amor mío, había pretendido salir a mendigar de noche, yéndose a las puertas de las iglesias donde había ejercicios; y yo por mí no se lo hubiera consentido, pero por ella consentilo y acompañela, y ambas a dos, en cuanto la noche cerraba, a la iglesia más próxima donde había ejercicios nos íbamos, y a su puerta nos poníamos rebozadas, y aun a pesar del rebozo avergonzadas, y trémulas, y poco menos que agonizando.
Lionel Gould un nombre de teatro había sido estudiante; pero su afición á la vida intensa y á las novelas de aventuras le hicieron abandonar la casa de sus padres á los diez y siete años, yéndose á Texas para llevar la existencia ruda de los cow-boys que tantas veces había admirado en los libros. A los veintidós años, otro cambio de aficiones.
Palabra del Dia
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