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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Hasta es posible que ese contratista se crea superior á , que soy su jefe; todo porque tiene más plata. Sonrió Canterac con una expresión cruel, y siguió hablando. Yo haré que tenga menos. Hasta ahora le había tolerado ciertas cosas al aprobar sus obras. En adelante perderá muchos miles de pesos y se verá obligado á rescindir su contrato, yéndose de aquí.

Discutieron un rato sobre si darían por terminado el paseo en aquel punto, yéndose cada cual a su casa; pero al fin Miquis hizo triunfar su propósito de almorzar en uno de los ventorrillos cercanos a los Campos Elíseos.

También por este lado la suerte impía les hirió cruelmente. Fernanda rechazaba con irritación cualquier palabra suasoria que le dirigiesen en favor del indiano. Si observaba que las señoritas tenían dispuestas las sillas de modo que resultase aquél sentándose a su lado, en un instante destruía su combinación yéndose con ademán displicente al extremo opuesto.

Sin duda, en la tremolina y rebullicio que se armó cuando Miguel de Zuheros cayó en su hondo letargo, las dos damas y los dos escuderos hubieron de escabullirse yéndose con los derviches. Las órdenes de levar anclas y darse a la vela al amanecer habían sido tan terminantes que, a pesar de lo ocurrido, el piloto no quiso desobedecerlas.

Era evidente que Braulio había engañado a su mujer diciéndole que Paco le llamaba. ¿La habría engañado también diciéndole que iba al lugar y yéndose a otra parte o quedándose de oculto en Madrid? ¿Con qué propósito, Braulio, que era veraz, aunque muy reconcentrado o metido en , habría forjado tales mentiras?

El astuto médico, con previsora serenidad y sin ninguna gana de acabar también trágicamente, desapareció como por ensalmo, yéndose por el lado opuesto al harén y escondiéndose donde pudo. Oportunísima fue la fuga. El entusiasmo heroico y destructor de los cuatro eunucos rayó en delirio y no tuvo límites al ver muerto y en medio de una charca de sangre a su querido y augusto amo.

Merced a tantas entrevistas y confidencias de las dos amigas, Juanita estaba casi todas las tardes en casa de doña Inés, no yéndose de su lado o de su casa hasta pasada la hora en que solían venir los señores de la tertulia.

Palabra del Dia

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