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Actualizado: 20 de julio de 2025


El cielo azulado, las llanuras de Alsacia y Lorena, y, al fin del horizonte, las de la Champaña, aquella inmensidad sin límites en la que se perdía la mirada, le producía como un desvanecimiento de entusiasmo. Parecía que tenía alas y que volaba por el espacio azul, como esos grandes pájaros que se arrojan desde la cima de los árboles a los abismos, mientras entonan el himno de su independencia.

Sanabre hablaba conmovido de la ansiedad con que aguardaba las cartas de Pepita; cómo las leía y releía; cuántas veces en mitad de su visita á los talleres, acometía su recuerdo la duda de una palabra, la sospecha de que tal párrafo envolvía cierta frialdad, y volaba de nuevo á su despacho, para deshacer el paquete amoroso, examinando atentamente la letra amada, como un jeroglífico que ocultaba su felicidad.

El trineo acababa de llegar a la otra vertiente de la montaña y volaba, como una flecha, en las tinieblas. Sólo turbaba el silencio el galope del caballo, la respiración anhelante de la escolta y, de vez en cuando, el grito del doctor: «¡Eh, Bruno! ¡Arriba, vamos

Las cursis, si eran bonitas ya no parecían cursis; ya no se pensaba en la reina del baile, en el mejor traje, en las joyas más ricas; la juventud buscaba a la juventud, algo de amor volaba por allí; ya había miradas de fuego, sonrisas perezosas que presentían imposibles, celos dramáticos que daban al conjunto un tono de grandeza.

Penosa alternativa para aquel incorregible vividor, mariposa de noche que prefería al aire puro de los bosques la atmósfera asfixiante de los salones, que volaba de flor en flor y se complacía en las intrigas femeninas como una vieja coqueta, pero sin renunciar a jugar su partida ni resignarse a pasar a la reserva.

«¡Soy un miserable, soy un miserablegritaba por dentro Quintanar mientras el tren volaba y Vetusta se quedaba allá lejos; tan lejos, que detrás de las lomas y de los árboles desnudos ya sólo se veía la torre de la catedral, como un gallardete negro destacándose en el fondo blanquecino de Corfín, envuelto por la niebla que el sol tibio iluminaba de soslayo.

Volaba el mail-coach por la carretera, dejando atrás los baños de San Juan, el caserío de Juin-Torrea emboscado en sus jardines, el convento de Santa Cruz encaramado en su monte, el palacio ruinoso de la Florida en que Juan Jacobo Rousseau en persona presidió más de un conciliábulo de enciclopedistas.

Valentina, la blonda y saladísima costurera, había jurado por todos los santos del Cielo clavarle un puñal en la espalda. La razón no necesitamos decirla. Después de haber tenido un hijo con ella, la había abandonado y volaba otra vez, cual libre y pintada mariposa, posándose ahora en una, ahora en otra flor. ¡Buen trabajo le había costado, o por mejor decir, buen miedo!

Esto me vuelve loca... y de veras que estoy loca de amor. Aquí y sin apartarme de ella un instante, he de pasar toda la vidaLa pluma volaba y revolaba alrededor de la pastora, hasta que fué á posarse sutilmente sobre su hombro, y en él hizo mil morisquetas y remilgos con sus flecos.

Su pensamiento volaba por encima de estas miserias terrenales. Ella, que nunca se había preocupado de las religiones, declaró á su hijo que ahora era católica. Prescindía, por considerarlos inútiles, de los actos públicos de conversión, pero debía adoptar esta creencia; lo exigía su nueva y definitiva personalidad. Tu padre lo aprueba.

Palabra del Dia

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