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Actualizado: 5 de junio de 2025


Las luchas que había tenido que sostener, y el cuidado de su responsabilidad, habían comunicado a sus facciones una gravedad precoz, la expresión viril de la dulce firmeza que le venía de su padre y que él animaba en otro tiempo, cuando era pequeña, repitiéndole entre dos besos. Liette no tiene miedo; Liette es valiente.

En el fondo de su alma sentía cierta aprensión completamente viril, completamente francesa: desconfiaba de su sistema nervioso, y temía no parecer todo lo valiente que era. Parece que las facultades del alma se multiplican en los momentos críticos de la vida.

Conocíase esto en el modo de caerle la ropa, en no qué corte viril de las rodillas y los hombros; además, se traslucía en aquel hombre la altiva superioridad que dan juntamente la riqueza, el nacimiento y el hábito de ser obedecido.

Al revés que con la sentimental y lánguida inglesa, crédula e inocente como un niño, subyugada por su irresistible vencedor y adorándole como a un dios, Raúl se veía esta vez en presencia de una fuerza real, de un carácter firme, viril y enérgico, templado en la dura escuela de la desgracia.

Una cólera viril estremecía al marino después de toda jornada inútil transcurrida en la persecución de su personalidad invisible. ¡Si lo hace por interesarme más!... exclamaba . ¡Se acabó! No admito más toreo... Yo le demostraré que puedo vivir sin ella. Juró no buscarla.

Pero a pesar de estos propósitos, llegaba a su oído un lúgubre chapoteo de agua y las voces de ciertos hombres, que debían ser médicos y enfermeros, animando al picador. Este se quejaba con una rudeza de jinete montaraz, queriendo ocultar al mismo tiempo, por orgullo viril, el dolor de sus huesos quebrantados.

Andando el tiempo, el muchacho pasaba del castillo de proa á la cámara del buque: allí corrían entre tempestades y calmas los años de su juventud y de su edad viril, y regresaba de sus peregrinaciones por el mundo á envejecer, morir, y mezclar su polvo mortal con el de la tierra que le vió nacer.

Tiene esa seguridad espiritual burlona y tranquila, que de nada se asusta, que intimida fácilmente, y que garantiza siempre, al que está dotado de ella, una especie de dominación y una apariencia de superioridad. Su talle derecho, sus gallardas facciones, su destreza en los ejercicios físicos, su renombre como batidor y cazador, le prestan una autoridad viril, que impone al sexo tímido.

Pasó la juventud; llegó el momento en que el suspiro ardiente del jóven entusiasta, eterna aspiracion á un imposible, se trueque en viril canto en que lo hermoso de la forma sea, no la belleza plástica insensible: cuerpo que encierre el alma de una idea! Y es porque cada edad tiene marcada una mision distinta y la huye en vano: el jóven sueña, el hombre fuerte piensa, y recuerda el anciano.

Tan pronto como ellos desaparecieron, Narcisa empezó a trastear con bruscos ademanes; quitaba y ponía sillas de un lado a otro, empujaba a puntapiés el equipaje de su hermano, y silbaba unas amargas murmuraciones. Ya tenemos en casa el viril; ya está aquí el oráculo; se completó la sección de estorbos.... Entre chiquillas de la calle y señoritos guapos vamos a estar divertidos....

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