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Actualizado: 16 de junio de 2025
El cerco y libertad de Sebilla por el Rey Don Fernando el Santo; al fin se lee: «A gloria de dios se representó en Balladolid por Villegas, autor de Comedias, año de 1595. Es de Luis de Venabides este original.» Comedia de El tirano Corbanto.
«...Que los porteros no dejaron entrar al embozado, que se sentó en el poyo del zaguán. Que el declarante se puso á esperarle; que á poco entró en el zaguán don Francisco de Quevedo y Villegas...» ¡Ah! dijo el duque. ¡Pecador de mí! murmuró Quevedo.
Y digo preso continuó Quevedo como contestando á aquella expresión , porque los que en España nos encontramos entre cierta gente, cuando no somos prendedores somos prendidos. En fin, señora, yo me llamo, después de criado vuestro, don Francisco de Quevedo y Villegas, señor de no sé qué torre, y autor de no sé qué libros.
12 La traición en propia sangre, del maestro Rivera. 1 La culpa más provechosa, de D. Francisco de Villegas. 2 El bandolero Sol Porto, de Cáncer, Rosete y Rojas. 3 La vida en el ataúd, de D. Francisco de Rojas. 4 Los muros de Jericó, de D. Sebastián de Olivares. 5 Las cinco blancas de Juan de Espera en Dios, de D. Antonio de Huerta.
Este hombre es el sargento mayor don Juan de Guzmán. El causante de este asesinato, ó los causantes, han sido don Francisco de Quevedo y Villegas...» La alegría nubló de nuevo los ojos del licenciado, porque, como todos los tontos á los hombres de ingenio, tenía suma ojeriza á Quevedo.
3 Contra el amor no hay engaños, de D. Diego Enríquez. 4 El hijo de Marco Aurelio, de D. Juan de Zavaleta. 5 El nieto de su padre, de D. Guillén de Castro. 6 Osar morir da la vida, de D. Juan de Zavaleta. 7 A lo que obliga el ser Rey, de Luis Vélez. 8 El discreto porfiado, de tres ingenios. 9 La lealtad contra su Rey, de Juan Villegas. 10 La mayor venganza de honor, de D. Álvaro Cubillo.
La primera jornada de D. Juan de Matos; la segunda, de D. Antonio Martínez; la tercera, de D. Juan de Zavaleta. 3 El buen caballero maestre de Calatrava, de Don Bautista de Villegas. 4 A su tiempo el desengaño, de D. Juan de Matos. 5 El sol á media noche y estrellas á medio día, de Juan Bautista de Villegas. 6 El poder de la amistad, de D. Agustín Moreto.
Don Francisco de Quevedo y Villegas, del hábito de Santiago.» Esto escrito, Quevedo apartó del cádaver al padre Aliaga, y le leyó el testamento. Oyólo en silencio el confesor del rey. Pero cuando Quevedo leyó la nota adicional escrita por él, exclamó: ¡Qué! ¿Os vais dejando esta pesada carga sobre mis hombros? Antes de irme yo os abriré camino fray Luis.
Aquí está la declaración de un paje de vuecencia llamado Gonzalo Pereda, por la que consta, que el cocinero mayor del rey le mandó servir de cenar en la misma casa de vuecencia á un su sobrino, á quien llamó Juan Montiño. ¿De modo que ese Juan Montiño y don Francisco de Quevedo y Villegas son amigos? dijo el duque. El alguacil se calló. Dadme esas diligencias dijo el duque.
Por ende procederéis, con la mayor presteza y cuidando de estar a todo apercibido y de no dar campo para grave escándalo, a la prisión del antedicho Villegas, y fecha que sea y depositado en la cárcel de corte, me daréis inmediato conocimiento. Guarde Dios a vuesa merced muchos años. Hoy 10 de septiembre de 1676.
Palabra del Dia
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