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Actualizado: 1 de junio de 2025
Obra será esta, aunque pequeña por el descuido de los antiguos, largos en hazañas, cortos en escribirlas, llena de varios y estraños casos, de guerras continuas en regiones remotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosas, de sangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistas acabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes y Aragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, y despues instrumento de los grandes castigos que Dios hizo en ellas.
Hoy, al reconocer que fueron sueño, reconozco también la vanidad de tales satisfacciones, aun cuando sean reales. El sabio lo ha dicho: que ni la carrera es de los ligeros, ni la guerra de los fuertes, ni el pan de los sabios, ni las riquezas de los doctos, ni la gracia de los artífices; sino el tiempo y la casualidad en todo. De mis victorias y de mis triunfos no debo, pues, jactarme.
El rápido florecimiento del Imperio japonés, tan próximo á aquel Archipiélago: la indudable preponderancia que sus victorias sobre la China han de proporcionarle en los mares del extremo oriente y su poderosa actividad comercial, son un peligro evidente para nuestra influencia y soberanía en tan remotas comarcas, para conjurar el cual debemos estar prevenidos.
De aquí que admiremos en Carducci, hasta en la oda á Satanás, no el extravagante capricho de llamar Satanás al libre espíritu humano, sino el vehemente amor con que canta el poeta las conquistas de ese espíritu y sus triunfos y victorias sobre el mundo visible, para mejorar nuestra condición, ennoblecer nuestro destino y hacer más digna y más feliz la vida humana.
Su táctica estaba sometida a dos principios, que lejos de limitar su campo de acción, lo ensanchaban: nunca procuraba enamorar a mujeres de gran inteligencia, y siempre ocultaba sus triunfos con absoluta discreción. Así eran tantas sus victorias: primero, por fáciles; luego, por ignoradas.
Miguel Paleólogo atento á todas las ocasiones de calumniar toda nuestra nacion, se valió de esta, para persuadir á su padre, diciendo: que si no se atajaba luego la insolencia de los Catalanes, sería la total perdicion del Imperio, y de su casa, porque no contentos con la paga y sueldos tan excesivos, y con los despojos riquísimos del Asia, oprimian los pueblos amigos para satisfacer su codicia; que no por haber vencido á los Turcos quedaba el Imperio libre de servidumbre, si se esperaba más insufrible, y cruel de los Catalanes, en cuya mano estaba puesta la libertad comun: que en vano la habia recuperado su abuelo Miguel Paleólogo, hechando á los Latinos del Imperio, si segunda vez se les habia de entregar voluntariamente: que esto estaba muy cerca de suceder si no se atajaba su insolencia: que les quedaban aún sus fuerzas á los Griegos si sus trazas saliesen vanas para que de cualquier manera se oprimiese á los Catalanes: que la obligacion en que le habian puesto con librar sus Provincias de los Turcos, ya su arrogancia y mala correspondencia lo habia borrado, y sus victorias merecian nombre de agravios, no de servicios, pues en vez de establecer sus armas en una segura paz el Imperio, hacian nueva guerra á los pueblos amigos con intolerables contribuciones, y malos tratamientos.
Recibióle Andronico con semblante alegre, pero con ocultos temores y sospechas, porque los Catalanes se aumentaban, no solo en reputacion, pero con nuevos suplementos de gente. Y aunque Andronico procuró con particular instancia, que Berenguer viniese á servirle, fué antes que los Catalanes alcanzasen tantas victorias de los Turcos.
Cuando tuvieron noticia de los hechos de los romanos i que estos habian hallado en el corazon de España tantas i tan grandes minas de oro i plata, les enviaron mensajeros con el parabien de sus victorias i próspera fortuna, i juntamente para hacer amistades con pueblos tan valerosos.
Porque despues que se vieron sin contradicion dueños de todo, la mayor parte de los soldados se casaron con las personas mas principales y mas ricas de la Provincia, y quedó fundado en ella un nuevo Estado, y Señorio, que nuestros Reyes de Aragon estimaron mucho, por ser ganado, no con sus propias fuerzas, ni con la hacienda comun de sus Reynos, sino por hombres particulares subditos suyos; gran dicha de Príncipes tener tales vasallos, que los trabajos, los gastos, y los peligros vayan por su cuenta, y el fruto de las victorias, la conquista de los Reynos, la gloria de haberlos adquirido, y el mando, y gobierno de ellos sea por el Príncipe en cuyos Estados nacieron.
Deshizose poco después la liga, por apartarse de ella Don Jaime Rey de Aragon, con gran sentimiento y quejas de sus aliados, porque sin las fuerzas de Aragon parecia cosa fatal y casi imposible vencer un rey de su misma casa, y la experiencia lo mostró, pues apartado Don Jaime de la liga, siempre los enemigos de Don Fadrique fueron perdiendo, y él acreditándose con victorias, hasta forzarles á tratar de paces quedándose con el Reino; cosa que de solo pensarla se ofendian.
Palabra del Dia
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