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A que no pudiendo replicar el P. Fernández, esperó mejor tiempo para lograr sus deseos: y por estar ya á los fines de Diciembre y cerrados los caminos con las lluvias, se quedó en Tarija, confirmado en el gobierno de aquellas Misiones; y el año siguiente de 1707 volvió á ellas con otros dos operarios, el P. Pablo Restivo, siciliano, Misionero antiguo de los Guaranís, y el P. Juan Bautista de Zea con el oficio de Visitador, en nombre del Provincial, el cual pensaba abrir nuevo camino, porque había recibido orden el P. Felipe Suárez que desde el pueblo de San Joseph, allanase el camino, costeando el río San Miguel, porque se ahorraban muchas jornadas de viaje y se libraban de los vados peligrosos del río Guapay y por aquí habían ido antiguamente los Chiriguanás á caza de indios Penoquís, aunque les salió mal esta invasión, porque cogidos de los Penoquís en una emboscada, los pasaron á todos un palo por las entrañas, y así traspasados los levantaron en el aire y los pusieron á los lados del camino para muestra de lo que harían con otros si se moviesen á cosa semejante.

Veíame ya gobernador de provincia, duque, par... Y, al detenerme por la noche en una posada había llegado a mariscal de Francia. La voz de un criado, que me llamó sencillamente caballero, me obligó a salir de mi éxtasis y volver a la realidad. Al día siguiente y en los sucesivos, tuve los mismos sueños, la misma embriaguez. Mi viaje era largo.

Para costear su viaje a Biarritz necesitó enajenar más papel de la Deuda. Llevó en metálico a Francia unas cinco mil pesetas, cantidad más que suficiente para pasar el verano. Sin embargo, a los pocos días, arrastrado del ejemplo de sus amigos, se le antojó jugar en el Casino a los caballitos. En dos sesiones perdió todo el dinero.

Ya con la puerta abierta, Luciana afirmó la voz y me dijo: Hasta muy pronto... Si ve usted esta noche al señor Lautrec, dígale que le deseo buen viaje... Y no olvide usted decir a Máximo que mi madre y yo sentimos mucho no estar con ustedes para darle la bienvenida. Pero Ruán no nos ha consultado para la apertura de su exposición. No olvidaré nada...

Milagros no salió hasta el 29. ¡Cuántas ocupaciones tuvo aquellos últimos días, y qué angustias pasaba para preparar su viaje! «Queridísima amiga dijo Rosalía, a solas con ella en el Camón , usted me ha de dispensar que no le entregue, antes de irme, aquel resto que falta. Supongo que podrá usted esperar unos días.

Desde su primera contrata, en Barcelona, se llamó ya Minghetti, y Gaetano; y cuando volvió de su segundo viaje a Italia, que duró dos años, casi él mismo se tenía ya por extranjero.

Tiene una pierna hecha porvo, un puntaso bajo el brazo, ¡y qué yo!... El probe está como mi santo... Vamo a yevarlo a casa. Cerrada la noche, salió Gallardo del circo tendido en una camilla. La multitud marchaba silenciosa detrás de él. El viaje fue largo.

Cuando llegó á San Francisco, supo que Foster se hallaba en una propiedad suya, á dos horas de ferrocarril, y desistió de su visita. Ya le vería más adelante; estaba cansada; le asustaba estas dos horas de tren, después de haber pasado una semana entera en vagón. Y, á pesar del tal cansancio, salió inmediatamente para Los Ángeles, un viaje cinco veces mayor.

En un viaje que hizo por Oriente compró una esclava «de piel dorada y de cabellos rubios y el pecho pintado de soles». Iba a documentarse para escribir un poema de la reina de Saba y de Salomón, y se dirigió al Líbano. Fué huésped de los jefes drusos y maronitas, «semejantes a los burgraves del siglo XIII».

La costa venezolana fué descubierta por Colón en 1498 durante su tercer viaje, y fué explorada sucesivamente por Alonso de Ojeda, Alonso Neno, Américo de Vespucci y varios otros. Habitaban la región en aquel entonces unas ciento cincuenta tribus de indios, los que hablaban once lenguas distintas y ciento cincuenta dialectos. Entre ellos los más belicosos eran los caribes y los teques.