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Actualizado: 8 de julio de 2025
Todas aquellas bonitas caras se aproximaron á los labios glotones de Marenval y se rozaron con su rudo bigote. Se cruzaron unos cuantos apretones de manos y la alegre cuadrilla pasó al salón inmediato para vestirse. Marenval cerró la puerta, y una vez solo con Tragomer, se sentó de nuevo, encendió un cigarro y dijo al joven: Ahora, podemos hablar.
La cinta colorada es una materialización del terror que os acompaña a todas partes, en la calle, en el seno de la familia; es preciso pensar en ella al vestirse, al desnudarse, y las ideas se nos grava siempre por asociación.
El juez consagró su mayor atención a las últimas páginas; pero después de haber leído, dejó caer la cabeza y: No se entiende dijo no es una confesión... Mientras tanto, el comisario continuaba sus investigaciones en una pequeña habitación contigua al cuarto de vestirse, donde otro ropero, el lavatorio y los baúles ocupaban todo el lugar disponible. Pero tampoco allí encontró ninguna carta.
Si todos los calaverillas madrileños hubieran presenciado esta escena, es más que probable que el mayorazgo no hubiera tenido que sentir más en igual género; pero como no todos los susodichos traviesos estaban allí cuando la primera bofetada, tuvo que pegar la segunda un poco más abajo, y la tercera más adelante, hasta que juzgó prudente ir á vestirse con su traje provincial, renegando de la independencia madrileña y de la educación y tolerancia de las «personas decentes».
Le faltaban fuerzas para vestirse. Con un arranque de su voluntad llegaba a la cocina, y tosiendo y estremeciéndose por contener las náuseas, preparaba la comida.
En las casas pobres suelen vestirse los hijos con la ropa desechada de los padres. Allí, por el contrario, le hacían a D. José chaquetas de los gabanes viejos de Melchor, y todas las corbatas de éste pasaban, después de usadas, a decorar el cuello paterno.
Santa Cruz miraba esta sala con cierto orgullo, viendo en ella como un testimonio de su esplendidez; pero al mismo tiempo solía ridiculizar a Fortunata por su mal gusto. Ciertamente que para vestirse tenía instintos de elegancia; pero en muebles y decoración de casa desbarraba. En suma, que ella tendría todas las cualidades que quisiera; pero lo que es chic no tenía.
Juanita se viste bien o mal con lo que gana trabajando de modo honrado y lícito, y no estando vigentes en el día la pragmática contra la seda ni ningunas otras leyes suntuarias, no sólo de seda, sino de oro y de perlas puede vestirse Juanita si tiene dinero para comprar el vestido y si se le antoja engalanarse con él.
Al punto que entró D. Pedro, oyéronse estrepitosas risas en la sala; pero doña Flora salió al punto a la defensa de su amigo, diciendo: No hay que criticarle, pues hace muy bien en vestirse a la antigua; y si todos los españoles, como él dice, hicieran lo mismo, con la costumbre de vestir a la antigua vendría el pensar a la antigua, y con el pensar el obrar, que es lo que hace falta.
Watson parecía triste, y se limitó á contestar: Como hoy no trabajamos, voy á dar unos galopes por el campo. Al marcharse el joven acabó Robledo de vestirse, paseando después por el comedor. Cuando en sus evoluciones pasaba ante la puerta de la pieza ocupada por Torrebianca, sentía la tentación de entrar. Deseaba ver á su amigo. Un vago presentimiento le infundía cierta inquietud.
Palabra del Dia
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