Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de octubre de 2025
El arrojo de los navegantes, á los que la industria humana ha prestado casas flotantes para cruzar las soledades del Océano; la ciencia, que una tras otra le ha suministrado al marino nuevas conquistas, con las cuales sabe donde va y por qué sitios, cuanto anda y adonde se encuentra; el vapor, que le ha facilitado marchar velozmente y en todas las épocas del año, sin tener que someterse como ántes á la poderosa ayuda de los vientos; todo en una palabra, solo ha servido para que los hombres se comuniquen, para estudiar y conocer el mundo, para grandes y poderosas conquistas, es verdad, pero no para imprimir la huella del hombre, pero no para marcarle con el sello del genio como el hombre hace con todas sus obras.
El sol caminaba velozmente hacia el horizonte con serenidad majestuosa, sin una nube que lo escoltara, anegado en un vapor de oro y grana que se filtraba hasta perderse enteramente en el azul claro del firmamento. La peña donde se hallaban extendía también su sombra sobre el agua, cuyo verde oscuro se iba trocando poco a poco en negro.
De puntillas, pero velozmente, se dirigió al gabinete presa por un movimiento automático, como si, habiendo encontrado allí al Duque una vez, fuese de necesidad que estuviese siempre. Grande fué su estupor al encontrarlo desierto y obscuro. Quedó un momento clavado al suelo. Pero movido súbito por una idea, corrió al cuarto matrimonial, donde Ventura dormía. Hallólo cerrado por dentro.
El viento la empujaba velozmente; pero los deseos de llegar a los primeros islotes del estrecho de Torres o de ver las playas australianas, que sentían vivamente los náufragos, habían hasta entonces resultado fallidos: no se veía sombra siquiera de tierra todo en redondo del horizonte.
Acercose velozmente a ellos y cuando ya estuvo próximo exclamó con sorpresa: ¡Si es el paisano Barragán...! Pero Barragán ¿tú por aquí...? Y sin vacilar se acercó a él y ambos quedaron abrazados. Elena en el colmo de la desesperación le gritaba: ¡Germán, no le abraces! ¡por la Virgen no le abraces...! ¡Mira que va a echarte un lazo al cuello...!
En aquel momento estallaron grandes gritos de sorpresa y terror á la izquierda del campo, hacia donde se dirigieron velozmente millares de infantes y jinetes y muy pronto se oyó á lo lejos el rumor de furioso combate. Á excepción de algunos centinelas y pajes, cuantos se hallaban cercanos á la tienda real habían desaparecido, voceando y arma en mano, en dirección al lugar de la lucha.
Aquí están los primeros cheques sobre Bhering and Brothers de Londres... Letras a treinta días sobre Rothschild. A este nombre, resonante como el mismo oro, salté velozmente del lecho. ¿Qué es eso, señor? grité.
No tardó Pedro en llegar con una muy bastante cantidad de hierba entre los brazos, y así que la dejó en el suelo, ordenóle su señor que colgase el zorro por las patas traseras de la rama más baja de uno de los árboles. La condesa, mientras se practicaba esta operación, alejóse velozmente del grupo y se perdió pronto de vista entre los árboles.
Parecía abstraído, y de pronto hizo un gesto de asombro y de inquietud, como si acabase de descubrir una temible verdad. Volvió la espalda á Sebastiana y anduvo velozmente hacia el sitio de donde había venido. Quedó asombrada la mestiza viendo correr al ingeniero, cada vez más apresuradamente, como si sus palabras le hiciesen temer que podía llegar tarde.
Retrocedí para abrazar al pobre viejo, y corrí luego velozmente hacia el punto en que se embarcaban los últimos marineros. Eran cuatro: cuando llegué, vi que los cuatro se habían lanzado al mar y se acercaban nadando a la embarcación, que estaba como a unas diez o doce varas de distancia. «¿Y yo? exclamé con angustia, viendo que me dejaban . ¡Yo voy también, yo también!».
Palabra del Dia
Otros Mirando