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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Los papúes, que ansiaban alcanzar a los fugitivos para hacerlos prisioneros o quizá para matarlos en el acto, hacían desesperados esfuerzos por adelantar camino. Remaban furiosamente para ayudar a las velas, levantando salpicaduras de espumas, pero no se acercaban sino muy lentamente, pues la chalupa corría a razón de ocho o quizá de nueve millas por hora.
Nuestros peces de los mares fríos y templados son los grandes veleros, los remeros poderosos, los verdaderos navegantes: sus formas prolongadas y esbeltas conviértenles en flechas por su rapidez, pudiendo dar lecciones al mejor constructor de buques. Los hay que tienen hasta diez nadaderas, las cuales, remos ó velas á voluntad, pueden mantenerse abiertas ó á medio plegar.
Marcelo dijo que si su madre recobraba el sentido, la prepararía inmediatamente a bien morir: sin más que un reclinatorio, un crucifijo y dos velas, improvisó un altar a la derecha de la cama y sacando de bajo los hábitos un libro se puso en oración.
Como habían tenido la precaución de llevar cuerdas en la chalupa, les fué fácil sujetar firmemente a proa y a popa los dos remos, amarrándolos a las banquetas; partieron otro remo por la mitad para utilizar los trozos como vergas, y con la tela encerada y una manta hicieron las velas, atándolas por las puntas inferiores a las bordas de la chalupa.
Rendido el fuerte, rendidas las galeras, los enfermos y heridos pasaron por la espada turca ó fueron vendidos en almoneda á las gentes de Trípoli; los baluartes que abrigaron á los defensores, arrasados con la tierra; quedó con ello pujante en la mar la armada turca; las costas de Nápoles y Sicilia sufrieron las consecuencias, tanto en la retirada de Piali como después en las acometidas de Dragut, habiendo formado escuadra de 40 velas, sin que Juan Andrea Doria, con 17 galeras y 7 galeotas, á que fueron á juntarse las de la escuadra de España mandadas por D. Juan de Mendoza, se atreviera á hacerle frente, antes cayeron en manos del corsario ocho de las de la escuadra de Sicilia, tres de ellas del Rey y cinco de particulares, en sorpresas y combates parciales.
El foque se extendió, dando un estallido como si fuera a romperse; después se hincharon las otras velas; el barquito se torció violentamente; yo me agarré para no caerme al agua. Comenzamos a navegar con gran velocidad.
Cuentan que iba a sus caballerizas a altas horas de la noche, provisto con una linterna y que colocaba en ellas muchas velas encendidas. Había llegado a no poder dormir, y se lo pasaba allí, haciendo chasquear el látigo y mirando los caballos. También se ha dicho que es un milagro que las caballerizas no quedaran reducidas a escombros, con los pobres animales encerrados en ellas.
Si hay montes que desaparecen, roídos por el tiempo y la intemperie, hay otros que surgen empujados hacia la luz por fuerzas subterráneas; mientras unos ríos se secan lentamente absorbidos por el desierto, otros torrentes nacen y crecen; unas cascadas se obliteran, pero otras, después de haber roto las paredes que las retenían, se desprenden de los altos lagos desplegándose en ligeras velas ó se lanzan en compactas masas sobre las faldas de los montes.
Ni gente de la mar, ni pasagero En pié estaba, y andaba gran compaña De diablos, que las velas marinaban Y la nave con fuerza se llevaban. Larga escota, el piloto les decia, Y cavan el trinquete y la mesana; Y si les dice, aiza, con porfia Amainan los traidores con gran gana.
Son, replicó el ermitaño, los vientos que hinchen las velas del navío; algunas veces le sumergen, pero sin ellas no es posible navegar. La bílis hace iracundo, y causa enfermedades; mas sin bílis no pudiera uno vivir. En la tierra todo es peligroso, y todo necesario.
Palabra del Dia
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