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Actualizado: 16 de julio de 2025
En esta posición el barco, las velas, deshinchadas y lacias, comenzaron a restallar, con tal estrépito, que asustó a Bermúdez y sorprendió a su hija. Pasen ustedes ahora a este otro lado les dijo Leto, señalándoles el frontero al que ocupaban en el pozo. Así lo hicieron, y con mucho cuidado para no dar con la cabeza en la botavara.
Figuraos una ensenada entre dos montañas, en la cual una multitud de embarcaciones bretonas, de velas rojas y cuadradas, han abordado varando sobre un hermoso fondo de arena de una blancura deslumbrante.
Los naturales las llamaban á la llegada de Magallanes, Laguas. El día 7 del mismo mes, desapareció un bote de la Capitana, por lo que y por otros robos que hicieron los naturales en los demás barcos, cambió Magallanes el nombre de las Velas Latinas por el de los Ladrones, que es como todavía las llaman los extranjeros en la mayor parte de sus cartas.
A las diez habían perdido de vista la tierra; únicamente se veían por la parte de popa las velas lejanas de otras barcas, como aletas de peces blancos. ¡Pero Antonio! exclamó el compadre . ¿Es que vamos a Orán? Cuando la pesca no quiere presentarse, lo mismo da aquí que más adentro. Viró Antonio, y la barca comenzó a correr bordadas, pero sin dirigirse a tierra.
Al cabo fue necesario arriar las velas y caminar al remo en línea recta.
Ahora que la tenía a cuatro pasos, y le podía ver los brazos desnudos, y el talle apretado, y la pechuga, entre velas de esperma, todo al aire; ahora que podía apreciar sus facciones y sus gestos, y hasta algo oía de su voz, que parecía que aun hablando cantaba, ahora Emma, con el pensamiento, la desnudaba más todavía, y le medía el cuerpo, y le escudriñaba el alma; quería apreciar por la proporción cómo tendría de gruesas y bien formadas las extremidades invisibles y otras partes de su cuerpo.
Ya en el barco me pintaron el porvenir de color de rosa; me dijeron que podía hacerme rico, y yo dije: Bueno, sigamos adelante. El hombre, en la vida y en el mar, no tiene mas que dos caminos: el torcido y el derecho. Mientras se marcha por el camino torcido, es inútil hacer cosas buenas; va uno dando tumbos y tumbos, perdiendo las velas, hasta que queda uno desarbolado.
Cuando esto nos falta, ya tenemos sopa de algún convento aplazada; no la tomamos en público, sino a lo escondido, haciendo creer a los frailes que es más devoción que necesidad. Es de ver uno de nosotros en una casa de juego con el cuidado que sirve y despabila las velas, trae orinales, cómo mete naipes y solemniza las cosas del que gana, todo por un triste real de barato.
Y diciendo esto, Kernok empujó a Durand contra el empalletado, que caía a pedazos. En efecto, aunque la corbeta estuviese horriblemente averiada, se adelantaba viento en popa sobre el brick con un jirón de vela de su mesana, mientras que El Gavilán, que había perdido todas sus velas, no podía evitar el abordaje que el inglés quería intentar, y que había de serle ventajoso porque eran más.
¡Por la silla de Santiago, compadre! el pescador Pablo, que ha llegado de Conil, me ha repetido de nuevo que la tartana de rojas velas está fondeada a medio tiro de cañón de la costa, y que todos los carabineros están alerta... Han abusado de su credulidad, señor don José. Le han engañado, señor rapabarbas respondió José saliendo con aire burlón.
Palabra del Dia
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