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Actualizado: 7 de julio de 2025


Bien pronto descubre la silenciosa mansion donde buscan asilo, léjos del mundo, la inocencia y el arrepentimiento. Llega, apéase, llama, con una mezcla de respeto y de curiosidad; y al pisar los umbrales del monasterio se encuentra con un venerable anciano, de semblante sereno, de trato cortes y afable.

Tímida María, dejaba entonces los umbrales de su casa, encaminándose hacia el sitio de la cita, y tres veces tuvo que arrancarse de ellos con toda la fuerza de su alma: tal repugnancia probaba y oculto horror al emprender aquella aventura.

¡Entrad, si os atrevéis! ¡El que cruce esos umbrales no vuelve a salir! ¡Atreveos, miserables! DON FARRUQUI

Atrajo mi atención al costado del templo, un edificio nuevo, una casa magnífica, de brillante aspecto; magnífica para Villaverde y para aquella plaza donde todo es mezquino y vulgar. Linda casa, de airoso alero, de anchas y rasgadas ventanas, con rejas de hierro, vidrieras elegantes y umbrales de mármol. Las ventanas del salón estaban abiertas. Sonaba brillantemente el soberbio piano.

¡Silencio! los tambores Ya la señal han dado, Y rayo de fulgores El campo ha iluminado. ¡Gloria á los inmortales Que pisan los umbrales De un mundo superior! Mirad, ya no es del alma Fantasma vaporoso, Vestidos con la palma Del mártir generoso, Despues de su caida Renacen á la vida De glorias perennal!

Entonces Lázaro forzaba el trote de su cabalgadura, y llegando a la plaza del lugar, lo atravesaba rápidamente, sin reparar en las mujeres puercas y los chicuelos harapientos que le miraban, curiosos y asombrados, desde las ventanas y los umbrales de las puertas.

Si los hombres no salieran del círculo en que obran como hijos, como padres y como esposos; si no salieran de la familia; si no pisaran los umbrales del mundo; si no les agitara ese algo grande, inmenso, providencial, con que nos llama el pensamiento de la ciencia, del arte, de la moral, de la religion; si ese espíritu heróico no moviera al hombre; si esa especie de fiebre sagrada no diera calor á nuestra sangre; en fin, si ese algo celeste é incomprensible no nos gobernara á despecho nuestro ¿qué seria de la vida humana? ¿Qué seria del mundo?

Plega al cielo que los jueces que os quitaren el premio primero, Febo los asaetee y las Musas jamás atraviesen los umbrales de sus casas. Decidme, señor, si sois servido, algunos versos mayores, que quiero tomar de todo en todo el pulso a vuestro admirable ingenio.

Pueblo de su nacimiento Al sentar el pie en la calle, Amparo respiró anchamente. El sol, llegado al zenit, lo alegraba todo. En los umbrales de las puertas los gatos, acurrucados, presentaban el lomo al benéfico calorcillo, guiñando sus pupilas de tigre y roncando de gusto. Las gallinas iban y venían escarbando.

Quizá padeció moralmente más cuando, habiendo cruzado los umbrales de la cárcel, empezó á moverse libre y sola, que no en medio de la muchedumbre y espectáculo que quedan descritos, donde se hizo pública su vergüenza y donde todos la señalaron con el dedo.

Palabra del Dia

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