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Actualizado: 18 de mayo de 2025
La tripulación, enferma de vómito negro, tenía un aire lamentable; estaba formada por hombres harapientos, verdaderos esqueletos amarillos, con pañuelos y trapos en la cabeza.
Y termina el señor Cané su descripción de Fort-de-France con estas líneas en que trasmite la impresión que le causó un bamboula: «...Me será difícil olvidar el cuadro característico de aquel montón informe de negros cubiertos de carbón, harapientos, sudorosos, bailando con un entusiasmo febril bajo los rayos de la luz eléctrica.
Por indicación del oficial, tiré una moneda al negro del tambor y grité recio: «¡Vamos, muchachas, una bamboula endemoniada!» Me será difícil olvidar el cuadro característico de aquel montón informe de negros cubiertos de carbón, harapientos, sudorosos, bailando con un entusiasmo febril bajo los rayos de la luz eléctrica.
¡Pero qué de tristes compensaciones de lo que en ese barrio interminable revela algun bienestar! Es allí donde viven los ociosos amontonados como brutos, harapientos, semi-proscritos como gitanos, lívidos como el hambre que los devora, y hormigueando en las callejuelas, los sucios y ennegrecidos patios y las cloacas, como semilleros de gusanos.
Entonces Lázaro forzaba el trote de su cabalgadura, y llegando a la plaza del lugar, lo atravesaba rápidamente, sin reparar en las mujeres puercas y los chicuelos harapientos que le miraban, curiosos y asombrados, desde las ventanas y los umbrales de las puertas.
Si se oye al pasar el martilleo de los talleres ó el ruido de los telares ó pequeñas fábricas de distintos objetos, se siente también á cada paso el clamoreo de las bandas de mendigos harapientos y escuálidos. Si se admiran las maravillas del arte divino, se siente una profunda tristeza al sondear la prostitucion que mina á algunas clases.
Mi ama, nadie ha llegado al país y nada he visto que se parezca á gentes malintencionadas ... Siempre se arrastran algunos harapientos por el camino ...
Palabra del Dia
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