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Actualizado: 23 de junio de 2025
Sin embargo, parecía ahora que fríamente había despreciado la deuda de gratitud que tenía para con nosotros, y al mismo tiempo me había impuesto a mí una obligación no muy fácil de cumplir: la tutela de Mabel, su única hija. Debo declarar que, teniendo en cuenta todas las misteriosas y curiosas circunstancias de lo pasado, la situación, para mí, estaba muy lejos de ser satisfactoria.
El Rey se ve obligado á representar la más horrible farsa. Jamás la dignidad real ha descendido tanto. Pero él se librará de esta horrible tutela, porque Europa, si es preciso, se coaligará para salvar á España. Ya España ha salvado á Europa. No, no puedo creer contestó Lázaro, semejante iniquidad. Esta invasión sería más odiosa que la de 1808, y también mejor castigada.
Llegaba hasta admitir, como indispensable en el régimen político de su tiempo, la mojigatería del Estado, pero la mojigatería privada le reventaba. Lo más grave de todo era la lucha de Carolina con sus hijos varones. El pequeño no podía librarse aún de la tutela materna, y estaba todo el día en la iglesia con su librito en la mano.
Dos loqueros graves, membrudos, aburridos de su oficio, se pasean atentos como polizontes que espían el crimen. Son los inquisidores del disparate. No hay compasión en sus rostros, ni blandura en sus manos, ni caridad en sus almas. De cuantos funcionarios ha podido inventar la tutela del Estado, ninguno es tan antipático como el domador de locos.
Querido Amaury repuso el doctor, siempre he creído, que una vez ya arregladas contigo las cuentas de la tutela, quedábamos en paz. Pues se equivoca usted, señor de Avrigny replicó Amaury, porque al menos yo no creeré nunca haberle pagado.
Sin embargo, aunque cubierta por mi tutela de un barniz de respetabilidad, ciertas familias... timoratas... tendrían ciertos escrúpulos. Pero, en suma, no le faltarán pretendientes aceptables y más de un noble arruinado, aficionado a la buena vida, querrá dorar su blasón gracias a la generosidad asegurada de su suegro.
»Doña Marcela está con esto que trina, porque gusta de ser desdeñosa sin que el desdén parezca forzado, y porque no acepta la tutela o mejor dicho el cautiverio en que galán tan crudo la tiene. »A fuerza de oír tales cosas, pues no es otro el principal asunto de las más frecuentes conversaciones de por aquí, pronto comenzó a hervirme la sangre contra la insolencia de Currito el Guapo.
El sentimiento nacional, sin embargo, fuente de todo lo grande, que ha producido la literatura española, subsistía siempre, y España estaba siempre para él á la misma altura, en poder y en fama, que en la época de Carlos V. ¿Cómo no debía cambiar pronto todo, cuando ese imperio poderoso, acosado por fuera por sus enemigos, y próximo á la consunción en su vida interior, no contaba con más apoyo que con un niño débil bajo la tutela de su madre? ¡Y cuando la corte, que debiera haberse distinguido por su energía extraordinaria, era el asiento de la indolencia, y el foco de miserables intrigas!
Debe emanciparse usted de esa tutela, ó no hará el camino que le corresponde hacer por sí mismo, sin necesidad de tutores. Ricardo había defendido la persona de su asociado desde las primeras insinuaciones; pero acabó por acoger, pensativo y ceñudo, sin una palabra de protesta, el último consejo de Elena.
Además es preciso que procure desechar de su mente todas las cosas que ha pensado hasta aquí. ¡Cuidado con las ideas del día que trae usted á este santuario de los buenos principios! No se acuerde usted de lo pasado; y ahora que está usted encomendada á nuestra tutela para toda la vida, no debe pensar sino en portarse bien.
Palabra del Dia
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