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Actualizado: 14 de junio de 2025
En otro tiempo no se marchaba uno de la villa que no fuese contento y gordo. ¡Pero ahora! Ahora no estaba la Magdalena para tafetanes, según le respondían algunos. El lugarteniente de don Mateo en todos los festejos era Severino, el de la tienda de quincalla. No había en la provincia quien le aventajase en fabricar globos elegantes, vistosos y bien proporcionados para que subieran sin dar tumbos.
Para pasearse por aquellos sitios han de elegirse los días nublados, húmedos y apacibles, ó bien levantarse temprano, á la hora del fresco matutino; cuando el tomillo conserva aún un poco de rocío, cuando el ágil conejo corre errante por los campos dando saltos y tumbos. Pero ya es hora de que volvamos á nuestro Océano.
Cuando supo que el portugués tenía la misma pretensión, le entró una cólera terrible, y juró que le había de calentar las orejas al intérprete. Por la noche del segundo día debió cambiar el tiempo, porque el barco empezó a navegar, dando tumbos, y comenzó a llover. Se oía el ruido de la lluvia, que azotaba y repiqueteaba en la toldilla. Era una de esas lluvias de los trópicos, abundantes y densas.
Pero nada veía, si no era la espantosa representación de su cadáver, magullado por las peñas del río y dando tumbos con la corriente. Salíase también de aquel mal paso, y otra luz se ofrecía a la vista del asendereado candidato.... Pero ¡tampoco era allí!
Este, si para caballerías era malo, para coches perverso; pero a pesar de los fuertes tumbos y arcadas, apretamos el paso, y hasta que no perdimos de vista el pueblo, no se alivió algún tanto el martirio de nuestros cuerpos. Aquel viaje me gustaba extraordinariamente, porque a los chicos toda novedad les trastorna el juicio.
dando tumbos, despéñase un torrente: entre un choque ruidoso de guijarros y un murmullo de roce de chinarros se desliza del río en la corriente. Vuelve a lucir el sol. La lluvia es fina como agujas de plata, en cuyos ojos ténues hilos de oro el sol enhebra; pero quiere bordar, en sus antojos, un capricho en el agua cristalina y las agujas y los hilos quiebra.
Cogí las llaves, y cuando bajaba oí la voz de Tommy que, desde lo alto de una cofa, decía: ¡Hola! ¡Hola! ¡Buenos días! ¡El capitán está en una postura incómoda, eh!..., ¡Ja, ja!... Pues en la otra verga está el doctor Cornelius. Ese sí que está gracioso dando tumbos. Invitamos a Tommy a venir con nosotros, pero dijo que no, que se estaba divirtiendo mucho para meterse en un rincón.
No hay viaje al polo Norte que ofrezca más peligros que una escalera angosta de casa madrileña cuando la obscuridad más completa reina en ella. Comenzáis dando tumbos aquí y allí; de repente tropezáis con la pared: chocáis con una puerta, y el ruido alarma á la vecindad. Dais con el sombrero en un candil que, aunque extinguido por falta de aceite, tiene lo bastante para poneros como nuevos.
Bautista y Zalacaín pasaron la travesía metidos en un camarote pequeño dando tumbos. Al amanecer, el piloto vió hacia el cabo de Machichaco un barco que le pareció de guerra, y forzando la marcha entró en Zumaya. Varias compañías carlistas salieron al puerto dispuestas a comenzar el fuego, pero cuando reconocieron el barco francés se tranquilizaron.
Se atracó de vino, y cuando estuvo hecho una cuba se fue para su casa dando tumbos, diciendo a voces que iba a sentar las costuras a un caballero. Romadonga estaba allí como de costumbre. El sillero se le plantó delante con los brazos cruzados y le escupió más que le dijo: ¿Y usted qué hace aquí, vamos a ver? ¿Yo?... Sí, usted...
Palabra del Dia
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