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Actualizado: 19 de junio de 2025


La hallé, mañanas pasadas, instalada triunfalmente en esta especie de kiosco en el que espera dulcemente el martirio. Casi otro tanto puedo decir de los demás habitantes del castillo. La señorita Margarita, siempre sumergida como una esfinge nubia en algún sueño desconocido, condesciende sin embargo, en repetir bondadosamente las piezas de mi predilección.

Avanzó con paso firme hasta el reclinatorio que se le había destinado. Su padre le daba la mano y marchaba triunfalmente a su izquierda, mirando con el monóculo a la concurrencia. El singular viejo no pudo retener una exclamación al advertir medio oculta entre la multitud una encantadora cabeza: «¡Hermosa mujer!», dijo como si se hallase en el bulevar.

Cinco o seis horas duró esta carrera en coche, después de las cuales el cochero volvió a llevarme triunfalmente al patio de la Grappe-Bleue, haciendo restallar su látigo, orgullosísimo de haberme enseñado a Munich.

La marquesa entraba, en efecto, causando su presencia un movimiento general de sorpresa, seguido de un murmullo prolongado que disipó las angustias de Butrón, hizo sonreír triunfalmente a la de Bara y morderse los labios a Currita, adivinando desde luego una rival, la más temible, porque era la más detestada.

¡Diablo! exclamó Francisca, yo haría otro tanto... Ese Pedro es un corazón de oro... «Mi tía corrió a casa de su amiga, madre de la joven, e hizo triunfalmente su proposición: pero, en lugar del éxito esperado, la respuesta fue rotundamente negativa. Le dijeron que era yo muy joven y no bastante rico.

Otro día, encargose Amaury de buscar autógrafos notables para llenar un álbum de Antoñita; algún tiempo después, como tardase mucho Froment Messrice, el Benvenuto Cellini de la época, en cincelar una pulsera para la joven, Amaury se la llevó triunfalmente después de arrebatársela al artista, y por fin, cierta noche que jugaba distraído con una llavecita de oro se la guardó por distracción en el bolsillo, viéndose obligado al otro día por la mañana a devolverla por si Antoñita la necesitaba.

Cuando entré en casa, la abuela, que estaba en el salón, notó en seguida mi alegría y levantó la cabeza tan bruscamente que se le cayeron las gafas a la alfombra. Muy risueña estás, hija mía me dijo con su bondad habitual. ¿Qué hay? Sin tener en cuenta su animosidad por nuestras investigaciones, se lo conté todo y le leí triunfalmente la carta del señor Baltet.

Al salir de la iglesia le dijo resueltamente: Hoy, quieras que no, tienes que dejarte guiar por una ciega. Hazme el favor de buscar un coche. Se fueron al primer puesto y en el trayecto Cirilo no dejó de preguntarle adónde pensaba conducirle. Ya lo sabrás. Hasta que subieron al vehículo y Visita dijo triunfalmente «a la Bombilla» no logró averiguarlo. Ya están en la Bombilla.

Carola, pensando que todo aquello pudo ser y no sería jamás suyo, lo contempló despreciativamente, escupió sin mirar dónde, y encarándose con don Quintín, dijo con gran sorna: Este es lujo para mujeres malas. Oye, galán, ¿y que has traído en esos papeles? Deshizo él los paquetes, destapó la botella, y extendiendo la mano, repuso triunfalmente: Mira.

Palabra del Dia

rigoleto

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