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Actualizado: 10 de julio de 2025
Los amigos del alemán, viéndolo sano y triunfador, se lo llevaban al fumadero con abrazos y palmadas en la espalda. Sonaron los taponazos del champán como prólogo de la descripción del combate. Algunos pasajeros volvían la espalda con indignación para no presenciar esta apología del homicidio.
¡Tanto mejor! repuso ella. ¡Bueno! continuó el baróncito, tomando su sombrero . ¡De acuerdo!... ¿Me permitís que os dé un beso en la mano? ¡Con mucho gusto! y le tendió la suya enguantada. Julio Grèbe salió con aire de triunfador, ganando la calle por la escalera privada de su departamento.
Su única preocupación al salir de estos suplicios era que Isidro no se enterase de la verdad. ¡Cómo se burlaría de él al conocer la conducta de Maud!... Y a impulsos de su orgullo varonil, de esa vanidad jactanciosa del macho, que transige con la mentira para conservar su prestigio, aceptaba las felicitaciones y la envidia de Maltrana, que se lo imaginaba triunfador.
Ignota corre el agua subterrána hasta que, gracias al humano ingenio, bajo el subsuelo surge subitánea: así, glorioso, apareció tu genio. Y fué cuando otra vez tembló la tierra al paso audaz del triunfador Emilio, cuando la mano que rigió la guerra se levantó al poder desde tu exilio.
Gallardo, en su bondad de triunfador, dio una satisfacción a su cuñado, encargándole de vigilar los trabajos de la casa que estaba fabricando. Carta blanca en los gastos. El espada, aturdido por la facilidad con que el dinero venía a sus manos, deseaba que el cuñado le robase, compensándolo así de no haberle admitido como apoderado.
Y el abogado miraba á Aresti con superioridad, seguro de haberle aplastado con estos argumentos aprendidos en Deusto, sin reparar en que, por defender á sus maestros, atacaba á Sánchez Morueta. El doctor sentíase irritado por el aire de triunfador que tomaba el joven ante las dos mujeres, las cuales parecían admiradas de sus palabras.
Pio, feliz, triunfador, dirigía de vez en cuando al concurso vagas miradas de piedad y condescendencia. Y cuando sus ojos tropezaban con la faz rentística de Calderón, se enternecía visiblemente y le costaba ya trabajo no llamarle papá. A medida que el almuerzo avanzaba, la tierra pesaba menos sobre ellos. Los ricos vinos enardecían su sangre, la charla los animaba.
Era verdad que había visto ganar en una noche hasta quinientos mil francos... Pero al día siguiente cambiaban las cosas, y el triunfador perdía lo ganado y además lo suyo, teniendo que pedir el viático de costumbre para volverse á su país. Yo creo dijo que todas esas historias las inventa la sección de propaganda del Casino.
El señorito paseó su mirada de triunfador sobre las aterradas jóvenes, no acostumbradas a tales escenas. ¿Eh?... ¡Allí tenían a un hombre! Las Moñotieso y su padre, que por acompañar a todas partes a don Luis como pupilos de su generosidod «se lo sabían de memoria», se apresuraron a dar por terminada la escena, moviendo gran estrépito. ¡Olé los hombres de verdá! ¡Más vino! ¡Más vino!
Por más que él hiciese al ser hombre, nunca llegaría á igualarse con este triunfador que le había dado la existencia... Cuando el buque llegó á Barcelona sin su propietario de vuelta de Nápoles, el hijo de Ferragut no experimentó ninguna sorpresa. Tòni, que era siempre de pocas palabras, las prodigó en la presente ocasión.
Palabra del Dia
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