United States or Egypt ? Vote for the TOP Country of the Week !


Agrúpense los libres Al pié de la bandera, Que las legiones rotas Aun hacen tremolar, Y firmes, denodados, Velando en la trinchera, Como la sombra al cuerpo La sigan sin cesar. Al que á su puesto falte, Al que la muerte tema, Al que cobarde tiemble ¡Oprobios veces mil! Los cascos de los potros Que doman los valientes Pisen esas cabezas Sin nervio varonil.

Sobre las zanjas al aire libre habían atravesado vigas de las casas arruinadas; sobre las vigas, tablones, puertas, ventanas, y encima del maderaje varías filas de sacos de tierra. Estos sacos estaban cubiertos por una capa de humus de la que brotaban hierbas, dando al lomo de la trinchera una placidez verde y pastoril.

En invierno, muchas veces me he acordado del infeliz, y le veía en las afueras de una estación, tal vez azotado por la lluvia y la nieve, esperando el tren que pasa como un torbellino, para asaltarlo con la serenidad del valiente que asalta una trinchera.

Su alegría al volver al acantonamiento después de una semana de trinchera poblaba el silencio de la llanura con canciones acompañadas por el sordo choque de sus zapatos claveteados. En el atardecer de color de violeta, el coro varonil iba esparciendo las estrofas aladas de la Marsellesa ó las afirmaciones heroicas del Canto de partida.

El peligro inminente reavivó las energías de los defensores de la trinchera, y el combate comenzó de nuevo más furioso, más desesperado que la primera vez.

Por la parte en que estaba la trinchera de Santa Rosa, que mandaba D. Juan de Cáceres, repitieron segunda vez el ataque, sin haber sido bastante á su escarmiento el vivo fuego que se les hizo, y la muerte de muchos que esperimentaron en el primero: antes bien, mas obstinados y feroces se acercaron á ella, y lograron forzarla, rechazando á los que la defendian, haciéndolos retirar apresuradamente, sin que las animosas razones, ni el ejemplo del oficial que los mandaba, fuesen bastantes para detenerlos, y recordarles su obligacion.

Los guerrilleros, en fila, con el fusil a la espalda, marchaban por lo alto del talud, y el doctor, a caballo, iba por el camino en trinchera, abriéndose paso por entre las ramas de los árboles, proyectando su negra sombra sobre el sendero profundo, y la Luna alumbraba los alrededores.

En otras armas era más experto: la granada de mano, que le hacía recordar los juegos de pelota de su infancia; la ametralladora, que había manejado como simple sirviente; los explosivos arrojados con honda. Hasta tenía sus habilidades de artillero, pero artillero de trinchera, para cargar morteros de tiro corto y enviar torpedos y proyectiles asfixiantes á la trinchera inmediata.

Los recios muros, que parecían inexpugnables, estaban convertidos en escombros, el hielo proverbial se había fundido. »El conquistado paladín, al verme dueña y señora de su última trinchera, reclamó el derecho de tomar el desquite en la que me restaba de las mías, y reconocísele yo de buena gana. Comenzó el asalto; pero no necesitó grandes esfuerzos, porque bien pronto me declaré rendida.

No trataba V. de ella únicamente; bien reciente es el discurso en que hablaba V. en general y de la manera mas absoluta, solo que arrojado de una trinchera se refugia V. en la otra. Pero vamos á la igualdad social. Esto significará que en la sociedad todos hemos de ser iguales. Ahora pregunto, ¿en qué? ¿en autoridad? Entónces no habrá gobierno posible. ¿En bienes?