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Actualizado: 19 de junio de 2025
Los devotos aplaudieron, presintiendo la piedad del marinero: iba á salvar á la Virgen. Cuando su barca estuvo cerca de la imagen, cesó de manejar el remo, y, levantándolo en alto, después de mirar á ambas orillas, dió con él un golpe tremendo á la Virgen, que desapareció en un remolino de agua para no flotar más.
Don Paco estaba ya casi encima del bandido, y al mismo tiempo que éste disparaba, le sacudió tan tremendo garrotazo en el brazo izquierdo, que le hizo soltar el arma y dar con ella en el suelo. El tiro salió antes, pero torcida ya la dirección, las postas, sin tocar a don Paco, fueron a agujerear el muro.
Algo ha traído... Pues te contaré el negocio, que es grande, tremendo. Es un secreto que ha descubierto. ¡Un secreto!... Y lo guardará... como es debido. No, lo pone a disposición de todo el mundo. Ha hecho unos prospectitos, ¿sabes? Luego ha puesto un anuncio en los periódicos, diciendo que el que quiera saber el secreto del negocio mande veinte reales en sellos. Ajajá.
El soplo de duda con que los enciclopedistas empañaron las creencias todas, el tremendo ridículo con que agobiaron el matrimonio, han hecho profundamente escépticos á los franceses, que creyendo en la soberana fuerza del dinero, apénas sospechan en la mujer, la madre, la esposa, la compañera.
La idea sola de tener que vivir entre aquella gente había horrorizado a la de Rufete. Pero ella tenía fondos; ella pagaría una habitación decente, y viviría con ciertas comodidades y completo decoro los pocos días que, a su parecer, habría de permanecer en aquel tremendo asilo.
Pero lo grave no es que ellos no pudieron quitar algo de la supuesta cabeza dura del indio, sino el tremendo caudal de supersticiones que durante más de tres siglos, esos misioneros han hecho penetrar en esa misma cabeza con tan grave perjuicio para su mentalidad y su moralidad. Falta de voluntad
¿Qué pasa, señoras? preguntó; ¡se mata á las gentes en la puerta de esta casa! ¡Oh! ¡Oh!... Vamos á ver qué razones puede tener este mozo para no responder á tan excelentes cuidados ...¡He! diablo! Ha recibido un revolcón tremendo ... y tiene ... sí, tiene el hombro izquierdo dislocado.... ¡Dislocado! exclamó la señorita Guichard; ¡pero eso es espantoso! Eso es....
La hermosura y riqueza que nos dan los hombres perece bajo la espada de los hombres: solo tus inagotables tesoros sobreviven al furor de las armas, al tremendo empuje de los siglos, á la devastadora fuerza de las revoluciones que pasan como el huracan sobre la frente de los pueblos.
»¡Desde que la prensa existe, que no se había hecho cosa parecida!... ¿Comprendes la trascendencia de mi obra? ¿Podía yo dormir tranquilamente después de haberla realizado? No; de ninguna manera. Y cuando vine a casa me sentía desasosegado, nervioso, obsesionado por mi tremendo artículo. Y tuve que pensar en ti un poquito para sentirme tranquilo y poder dormir como un hombre vulgar.
Pero entonces hacía falta otra cosa. ¿Aquel vacío de su corazón iba a llenarse? Aquella vida sin alicientes, negra en lo pasado, negra en lo porvenir, inútil, rodeada de inconvenientes y necedades ¿iba a terminar? Como si fuera un estallido, sintió dentro de la cabeza un «sí» tremendo que se deshizo en chispas brillantes dentro del cerebro.
Palabra del Dia
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