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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
A los diez días de estancia en Munich, no había recibido aún ninguna noticia de mi tragedia japonesa. Comenzaba a desesperar de poseerla, cuando una noche, en el jardín de la cervecería donde acostumbrábamos comer, vi llegar a mi coronel con la cara llena de júbilo. ¡Ya está en mi poder! me dijo, venga mañana por la mañana al museo. La leeremos juntos. ¡Ya verá qué bonita es!
Guadé, a quien importaba desengañar por completo a Mutileder, el cual le había contado toda su historia, menos su plan de tragedia; Guadé, que hablaba en toda confianza con Salomón y sabía los secretos del harem, reveló y probó a su joven amigo que Echeloría amaba a Salomón con delirio.
En aquel instante llamó alguien a la puerta del convento, y a poco entró una señora, de visita, que pasó al salón, y enterándose de lo que ocurría, asomose también a la ventana baja. Era Guillermina Pacheco, que se persignó al ver la tragedia que allí se había armado. «¡En el nombre del...! ¡Pero tú!... ¡Mauricia!... ¿cómo se entiende?... ¿qué haces?... ¿estás loca?».
Ramón echaba vino en un vaso que iba corriendo de mano en mano; el queso fué distribuido, y el pan desapareció en poco tiempo. Lázaro no se mostraba parco en comer, porque la verdad era que tenía buen apetito y se sentía desfallecer por momentos. Vamos, Ramoncillo dijo el Doctrino léenos un poco de esa tragedia para llorar, que llamas Petra. ¿Qué Petra ni Petra? replicó el poeta.
El libro de Lord Holland, cuyo título promete dar solución á estas dudas, no contiene más que un análisis de la tragedia citada, sin ofrecernos siquiera las noticias biográficas siguientes, escasas á la verdad, pero no difíciles de adquirir . Guillén de Castro y Belvís, de familia antigua y distinguida, nació en Valencia en 1569.
La más rica en este género de bellezas es la Dido, su última tragedia al estilo antiguo, con coros y observancia de las tres unidades. La acción principal está perfectamente trazada, y reálzanla á veces rasgos tan grandiosos como nobles.
En vida del señor Zumarán fue una señora de carácter gracioso, amiga de fiestas y relacionada con todo Buenos Aires. La terrible tragedia la cambió por completo: cerró su casa, se retrajo, envejeció tempranamente, y todas las amables cualidades de su espíritu desaparecieron con los restos de una belleza física notable.
En las luchas de la corte, en lia inquietud de la cabaña, ha sabido defenderla con su pecho y con su ley, ha sabido defenderla vuestro rey, por la unión de sus hermanos y la gloria de su España. ¿La Vida?........ Es un drama, de más o menos actos, que puede ser comedia, aunque asi siéndolo no han de faltarle lágrimas; o puede ser tragedia, aunque asi siéndolo no han de faltarle risas.
Porque a los pocos momentos acaeció en el sitio que habían dejado, una escena espeluznante, terrorífica, digna de una tragedia romántica. Hallábase Pablito bailando con su morena, sereno, feliz, procurando acortar distancias todo lo posible, y aún más.
Y por último, en lo tocante a la ciencia más honda que se supone que encierran las novelas del día, ya he dicho y repito ahora, que la novela no es ciencia, y que, aun suponiendo que enseñe mucho, nada vale como aburra, disguste y hasta ponga de mal humor a quien la lee, porque la amena literatura no se propone afligir, sino deleitar, sacando deleite hasta de los lances más trágicos y lastimosos y haciendo que la compasión y el terror estéticos traigan placer y elevación al ánimo y no que le desconsuelen y depriman, por donde Aristóteles decía que el fin de la tragedia era la purificación de las pasiones, esto es, que la compasión y el terror se conviertan por el arte en dulces y gratos, en vez de ser amargos e ingratísimos, como son por naturaleza.
Palabra del Dia
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