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Actualizado: 6 de junio de 2025
El desenlace desdichado no es esencial á la tragedia, pero debe reinar en ella la desgracia é inspirar en los espectadores temor y compasión.
Sosiégate, señora mía, y procura sosegar tu alteración, porque mi señor no te halle sobresaltada, y lo demás déjalo a mi cargo, y al de Dios, que siempre acude a los buenos deseos. »Atentísimo había estado Anselmo a escuchar y a ver representar la tragedia de la muerte de su honra; la cual con tan estraños y eficaces afectos la representaron los personajes della, que pareció que se habían transformado en la misma verdad de lo que fingían.
El señor de Sieboldt había muerto repentinamente aquella noche. No quise detenerme más y aquella misma tarde salí de Munich sin ánimo para perturbar toda aquella desolación nada más que por un antojo literario, y por esta causa no pude saber de la maravillosa tragedia japonesa más que el título: ¡El Emperador ciego!
La suegra pareció crecerse, saliendo de su tímido encogimiento. Su mirada se posó sobre personas y cosas con grave lentitud, como si las reconociese de nuevo. Había visto mucho. Sus primeras palabras de amor con el fabricante Delfour se cruzaron en 1870, durante el sitio de París. Luego, de recién casada, había presenciado la tragedia de la Commune.
Y repitiendo las mismas razones, dió muchas vueltas por la plaza y calles de la villa, con lo que conmovió los ánimos de aquellos cholos, que estaban vacilando en la fidelidad, y anunciaban con pasquines y canciones, les faltaba poco para abrazar el partido del rebelde, lo que daba fundados motivos para temer una tragedia tan sangrienta, como semejante á la de Oruro, de que hubiera resultado la pérdida inevitable de todo el reino; porque aquella provincia tiene mas de 20,000 hombres de todas castas, que pasan por españoles, capaces de manejar las armas, y tan valientes como determinados.
El médico de su honra . Esta es una tragedia horrible, repugnante y ofensiva á nuestras ideas, pero vaciada en el molde de las morales, reinantes entonces en España, con arreglo á las cuales el sentimiento del honor degenera en verdadero fanatismo.
Después de todo lo que hemos hablado dijo Jorge quién sabe la suerte que le espera en el mundo. ¡Ay, sí, quién sabe, quién sabe! ¡Que Dios te proteja, alma de mi alma!... En medio de la tragedia de los pueblos, los reyes continúan en perfecta salud. «Y esto es lo principal», como decían los cortesanos de Versalles en tiempos de Luis XIV.
En Paris hay teatros para todos los géneros y públicos: teatro para la ópera francesa, teatro para la ópera italiana, teatro para la grande ópera, para vaudeville, para la tragedia, para los furibundos melodramas de horca y cuchillo, para la buena comedia, para todo.
Al fin, uno cedió. ¿El más patriota, el más razonable? ¡Cuánto se ha dicho sobre esa entrevista de Guayaquil, que algunos historiadores, para quienes las cosas de la independencia están siempre al diapasón de la tragedia, han querido cubrir con un velo misterioso y levantar al nivel de los grandes problemas históricos!
Los restos del interés, que mueve la primera tragedia de Nise lastimosa, desaparecen enteramente en la segunda, titulada, como ya hemos dicho, Nise laureada, puesto que su argumento, incompatible con la acción dramática, y reducido á la expiación de los asesinos de Inés, se desenvuelve deplorablemente en cinco largos actos.
Palabra del Dia
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