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Actualizado: 6 de junio de 2025
Viéronse notables hechos en armas porque iguales en valor aunque desiguales en número, combatian. El teatro de esta tragedia era un llano, que por espacio de dos leguas se estendia á las faldas del Hemo. La caballería, destrozadas las armas, muertos los caballos, las espadas y mazas rotas, con las manos, con los cuerpos, se sustentaban en la pelea.
Los cánticos por la resurrección del Salvador le traen de nuevo a la vida. Toda esta parte de la tragedia, mientras no aparece Mefistófeles, está como en más altas esferas. La aparición de Mefistófeles trae las cosas a una esfera más baja.
Se le ocurrían proyectos disparatados, crímenes de tragedia, pero los desechaba en seguida. «Estaba atado por todas partes». Cualquier atrocidad de las que se le ocurrían, que podía ser sublime en otro, en él se le antojaba, ante todo, grotesca, ridícula. Pero aquella sotana le quemaba el cuerpo. La idea de maníaco de que estaba vestido de máscara llegó a ser una obsesión intolerable.
Sea de todo ello lo que debe ser, y prescindiendo de la tesis, si en Nieve y cieno es lícito traslucir que la hay, bien puede asegurarse que dicha novela es de muy grata y apacible lectura hasta que ocurre la tragedia con que termina.
Carvallo cuando allí llegue. La algazara promovida por estos sucesos que atrajo al cuarto de Teletusa en donde ocurrían. Tal ha sido la causa de mi tardanza en venir por aquí, donde algún indicio leve tenía yo de que tan dulce bien me aguardaba. Por dicha, y merced a vuestra destreza, serenidad y generosa sangre fría, todos hemos llegado a tiempo de evitar una tragedia.
Ya en esta sazón, llegaban al monasterio de la Santísima Trinidad, porque se habían bajado de la calle de las Urosas, y subido la de los Relatores. El Pinciano dijo entonces: Más cerca están vuestras mercedes de la tragedia.» Esto dicho, se fueron á la calle de la Cruz.
Ya Tieck dijo de este drama que hay en él mucha obscuridad, enredos y disensiones, intereses que se cruzan y antítesis que se desenvuelven con mucho ingenio; pero que se equivoca por completo quien espere encontrar en él una sola chispa del fuego amoroso de la tragedia de Shakespeare.
Sólo ellos han poseído el secreto de producir todas las bellezas sin dañarse unas á otras, de mostrar la mayor riqueza unida á la mayor sobriedad, de representar en el arte las profundas armonías que existen en el mundo real. Lo poco que nos ha llegado de ellos en el género novelesco es de tan sólido valor como su arquitectura, su escultura y su tragedia y comedia.
El personaje de Don Pedro el Justiciero, como acontece en casi todos los dramas españoles, es más noble y distinguido de lo que aparece en las narraciones de los historiadores. A secreto agravio, secreta venganza. Afírmase, al terminar esta tragedia, que se funda en un suceso verdadero. Nada dicen de él los historiógrafos, aunque se puede indicar el tiempo en que ocurrió.
¿Quién sabe la horrible tragedia que hubiera acaecido en Sarrió, si al cabo de un rato bastante largo de hallarse estos varones así detenidos en su camino, no se hubiesen reconocido? ¿Sería usted tal vez don Feliciano?... ¿Sería usted don Pedro? ¡Don Feliciano! ¡Don Pedro! Y se acercaron corriendo y se estrecharon las manos con efusión.
Palabra del Dia
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