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Actualizado: 7 de junio de 2025


Señor conde, fuí á matar un zorro que me dijeron andaba por la mata del tío Bonifacio. En cosa de ocho días le zampó tres gallinas. ¿Y lo traes? , señor; aquí está vivo todavía. No le tocaron más que algunos perdigones en esta pata... ¡No se acerque usted, señora condesa, que estos animales son muy traidores!

Pero dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche y hagamos el bálsamo que te he dicho; porque yo te voto a Dios que me va doliendo mucho la oreja.

Don Juan Manuel le interroga, y de tiempo en tiempo un relámpago les alumbra y se ven las caras lívidas. ¿Traes una carta? , señor. Ahora no puedo leerla... Dime qué desgracia es esa... ¿Ha muerto? No, señor. ¿Hace muchos días que está enferma? Lo de agora fué un repente... Mas dicen que todo este tiempo ya venía muy acabada.

Ahí tienes lo que nos traes con tu charla dijo la madre. El hombre que había hablado entró en la habitación. Tenemos un huésped, Juan dijo la posadera al recién llegado, que inmediatamente se quitó la gorra. Pero al verme retrocedió un paso, como ante una aparición. ¿Qué tienes, Juan? preguntó la mayor de las jóvenes. Este señor es un viajero, que viene a ver la coronación.

, lárgate añadió Ana . ¡Para las buenas noticias que traes! En vez de obedecer, acercose Chinto a la cama, donde jadeaba Amparo partida, hecha rajas por el horrible esfuerzo de su cólera.

Todas las mamás ávidas de casar a su progenitura están a los pies del santo patriarca, y todas las solteras y solteronas en busca de un marido le hacen una corte asidua. Al salir de la Catedral quise darme el placer de parecer ignorar lo que la abuela podía tener que pedir tan largamente al bueno de San José. Muchas coqueterías te traes con San José le dije en cuanto salimos de la iglesia.

Aquella noticia importantísima que deseaba comunicar a Feli era, sencillamente, el nuevo trabajo que iba a acometer, el dinero que llegaba inesperadamente, enloqueciéndole de alegría, cual si le asegurase el bienestar por todo el resto de la existencia. me traes la buena suerte, Feli. Voy a ser rico; es decir, vamos a serlo los dos.

Tengo que ir a la fuente por el jarro de agua para la cena. ¿Y ésta que traes? Es del río. Bien; entonces, ¿para qué he de entrar en casa? Te aguardo; ven pronto. Sentose el cortesano sobre una de las paredillas del camino a esperar. No tardó mucho en aparecer de nuevo Rosa con un jarrito de barro negro en la mano. Y, sin acordarse del desafío, se emparejaron, enderezando el paso hacia la fuente.

que eres inocente y acabo de navegar millares de leguas para decírtelo y para ayudarte á probarlo. Jacobo, bésame en la mejilla; la última boca que se ha posado en ella es la de tu madre. ¡Mi madre! dijo Jacobo con extravío. ¿La has visto, vienes de su parte y me traes sus besos? ¡Oh! Cristián, he aquí un momento que me compensa de muchas penas... ¿Se habrá el cielo apiadado de ?

Tu charlatanería me enfada, Alacrana. ¿Qué recado me traes? ¿Qué recado? Tres días de santa conferencia he empleado, mi niño. ¿Qué ha de hacer la pobrecita? Creo que está dispuesta a echarse fuera y huir contigo a donde quieras llevarla.

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