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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Aquel no se mataba melancólicamente como el poeta italiano viendo perdido su amor: moría matando, destrozaba el ídolo, ya que no atendía sus súplicas. Y dulcemente conmovida por la expresión trágica de Rafael, se dejaba llevar por éste, que la había cogido un brazo y la atraía lejos de la avenida entre las copas bajas de los naranjos. Permanecieron los dos en silencio mucho rato.
Bien convencidos los indios de esta verdad, apenas habia poblaciones de ellos, que no se abrasase en la trágica llama del tumulto, porque á poco despues alborotóse la provincia de Pária, dando en el pueblo de Challapata cruel muerte al corregidor D. Manuel Bodega, egecutándose lo mismo en la de Chichas, Lipes y Carangas, siguiendo el mal ejemplo la de Sicasica, parte de las de Cochabamba, Porco y Pilaya, siendo en todas iguales los excesos, y parecidos los insultos de muertes, robos, ruinas de haciendas, sacrílegas profanaciones de los templos.
Quien desee formar una idea de la profunda antipatía que tenían los españoles á los ingleses, puede leer la Dragontea y la Corona trágica, de Lope, y la Oda al armamento de Felipe II contra Inglaterra, de Góngora.
No hay que advertir que pase en el período De un sol, aunque es consejo de Aristóteles, Porque ya le perdimos el respeto Cuando mezclamos la sentencia trágica Con la humildad de la bajeza cómica.
Cuando el señor del gabán claro pasó por la trágica esquina, Isidora echó a correr, llegose a él, se le colgó del brazo. Hubo exclamaciones de sorpresa y alegría... Después siguieron juntos, y se perdieron en la niebla. «¡Ah! murmuró D. José con vivo dolor . Es el marqués viudo de Saldeoro... ¡Ingrata!... ¡Y qué hermosa!». El pobre señor se apoyó en la esquina: su desconsuelo era grande.
Otros hay que hacen una comedia de una corónica entera.» Más adelante, en la misma obra, se expresa de este modo: «Los poetas extranjeros, digo, los que son de algún nombre, estudian el arte poética, y saben por ella los preceptos y observaciones que se guardan en la épica, en la trágica, en la cómica, en la lírica y en otras poesías menores.
Fermín, hijo mío... has hecho bien. No había otro remedio que la venganza. Tú eres el mejor de la familia. Mejor que yo, que no he sabido guardar a una moza. La entrada en Matanzuela fue trágica: Rafael quedó absorto de sorpresa. Habían matado a su señorito, ¡y era él, Fermín, quien lo había hecho! Montenegro se impacientaba. Quería que lo condujese a Gibraltar, sin ser visto de nadie.
Esta obra, sin embargo, de índole puramente ascética, fué tan famosa y encontró en los lectores tan favorable acogida como todas las suyas anteriores. En el año de 1627 publicó La Corona trágica, poema histórico en defensa del honor de la desdichada María Estuardo, por cuya dedicatoria al papa Urbano VIII fué nombrado doctor en teología y caballero de la orden de San Juan.
Pero cálmese usted, pobre hombre se atrevió a expresar Jacinta . A nosotros no nos importa que su mujer de usted sea lo que quiera. ¡Que no les importa!... replicó Ido con entonación trágica de actor de la legua . Ya sé que estas cosas a nadie le importan más que a mí, al esposo ultrajado, al hombre que sabe poner su honor por encima de todas las cosas.
Era absurdo, fantástico. Mas no disminuía la trágica negrura del hecho: «Yo había asesinado a un viejo».
Palabra del Dia
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