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Actualizado: 13 de julio de 2025
De consiguiente, para su propio é indecible tormento, se mueven entre sus semejantes, al parecer puros como la nieve recién caída, mientras sus corazones están todo tiznados y manchados con iniquidad de que no pueden deshacerse.
Mira que Clara no siente hoy la vocación religiosa por causa de su madre. Me importa poco que sea hoy ó ayer cuando su madre le ha dado la ponzoña. El corazón me dice que las rarezas, que los extravíos de Clara provienen del tormento espiritual que le está dando su madre desde que la niña tiene uso de razón. Esto es menester que acabe.
De abogado no tenía autoridad, y lo dejaban solo: de sacerdote tendría la fuerza de la Iglesia, y volvería a España, y daría los recados del cielo, y si la corte no acababa con el asesinato, con el tormento, con la esclavitud, con las minas, haría temblar a la corte.
Sentíase sin energía para arrostrar el tormento de tanto y tanto canto de aficionado en el estrecho salón, entre un público abaniqueante y sudoroso. Prefería dar un paseo por la parte alta del buque, contemplando el espectáculo de la noche. Así lo hizo.
Abrióle, y lo primero que halló en él escrito, como en borrador, aunque de muy buena letra, fue un soneto, que, leyéndole alto porque Sancho también lo oyese, vio que decía desta manera: O le falta al Amor conocimiento, o le sobra crueldad, o no es mi pena igual a la ocasión que me condena al género más duro de tormento. Pero si Amor es dios, es argumento que nada ignora, y es razón muy buena
Nunca sabrás lo que sufro... ¡Vivir junto a ti, enervarse con tu aliento, sentir consumirse de amor, sin atreverse, sin poder manifestarlo... éste es el tormento que me acibara todos los instantes del día... bien lo ves, no puedo renunciar a él, no puedo separarme de ti sin morir!
Te lo digo, y sabes que lo entiendo. Tus disparatados floreos me afectan de tal modo los nervios, que si persistes en imponerme este tormento me marcho para siempre de esta casa. Calla añadió dando un golpe en la cabeza al niño que lloraba , calla, que berreas lo mismo que tu padre. Vete con mil santos, y desde ahora respondió el barbero picado en lo más vivo de su amor propio.
Conoció el tormento del hambre como no lo había sufrido nunca en sus viajes por las llanuras desiertas, el hambre entre los hombres, en un país civilizado, llevando sobre su cuerpo un cinto lleno de oro, rodeado de tierras y edificios que eran suyos, pero de los que disponían otros que no se dignaban entenderle. ¡Y para llegar á esta situación al término de su vida había amasado millones y había vuelto á Europa!... ¡Ah, ironía de la suerte!...
»Y yo no creo, Pepita, que haya un tormento mayor que éste. Nos pueden robar nuestra hacienda, nos pueden robar la capa y el gabán, ¡pero robarnos nuestro espíritu! ¿Comprendes tú, Pepita, que haya una cosa más terrible que ésta? »Ahora son las dos; todo está en silencio.
Pero para cumplir una resolución es necesario ser dueño de sí mismo, y yo no lo era. Parecía... voy a procurar explicarme: parecía que mi alma había quedado fuertemente asida a Amparo, y que cada vuelta de las ruedas de la silla de postas que me conducía, estiraba mi alma, haciéndome sufrir un tormento inexplicable. Llegó un punto en que no pude resistir más.
Palabra del Dia
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