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Actualizado: 17 de junio de 2025


Estos pececillos, no se sabe aún por qué motivo, viven en el vientre de estos moluscos. Les entran por la boca y se les pasean por dentro como si estuvieran en su casa. ¿Y la olutaria los tolera? Desde luego que , pues con su poderosa contracción muscular podría expelerlos fácilmente, y, por el contrario, los deja en paz, como si la visita le fuera agradable.

Tolera su presencia, no se extraña de verle a su lado y se va acostumbrando a él. Mas no es necesario ser un lince para leer en su rostro una sorda impaciencia, un odio domado que se subleva a cada instante, quizás el desprecio de una muchacha honrada por un hombre que ha cometido faltas. ¡Ay, pobre amiga mía! la indulgencia es una virtud propia de nuestra edad; los jóvenes no la practican.

Esta diferencia genial y emuladora no excluye, sino que tolera y aun favorece en muchísimos aspectos, la concordia de la solidaridad.

Porque, lo decías hace un instante y has tenido buen cuidado de explicármelo; se me tolera, se me sufre, pero no se me ama. Si tengo un poco de orgullo, después de lo que me has declarado, debo desaparecer y marcharme á terminar mi vida en un rincón, sola, arrastrando mis últimos días con el pensamiento devorador de que todo el mundo es dichoso, menos yo! Esta vez, era sincera.

En Granada, por la misericordia de Dios, todavía está de moda la virtud de las mujeres..... Quiero decir que la opinión pública no tolera el pecado, ni transige con las pecadoras..... Son, pues, ellas buenas por innata circunspección y acendrada religiosidad, y al mismo tiempo porque les es indispensable para vivir entre las gentes; y de aquí resulta que su rigor y severidad, no sólo impiden la falta propia, sino también la falta ajena. ¡La delincuente, en aquel país, no está dentro del derecho común, como en esta Villa y Corte y como en otras varias partes! ¡Pecar en aquella provincia es para la hija de Eva colocarse fuera de la ley, incomunicarse con la sociedad, aislarse como una leprosa!

»Sobre esto del yacht, sólo le he dicho a usted que Nieves se perece por andar en él, y que su padre, menos aficionado que ella a esta diversión, cuando no quiere o no puede acompañarla, tolera muy gustosa que vaya sola conmigo y con el famoso Cornias; pero nada le he hablado de lo intrépida que es allí; de cómo se le revela el placer de que va poseída en el ardor de la mirada y en la gallardía de sus posturas; ni de cómo me tienta y seduce con palabras o con gestos más tentadores que ellas, a que fuerce y obligue al balandro a hacer lo que yo no quiero que haga, ni debe de hacer cuando lleva una carga tan preciosa... ¡Y el demonio del barquichuelo, como si lo conociera, hombre!

La Iglesia solo sale fiadora de sus establecimientos santos, y arreglados á la razon y á la Religion: si estos establecimientos los practicaran los Angeles, todo sería puro; pero como son los hombres los que los exercitan, se mezcla alguna vez en ellos lo humano. La Iglesia tolera muchas cosas, que no las aprueba.

Ni el pretendiente que en fuerza de cortesías llega á retratarse en los tersos botones de portero de Ministerio, ni el aspirante á rica dote ante exigente futura suegra, ni el candidato extra-oficial en distrito cunero, ni el cesante con ocho hijos frente á despótico casero, tolera las injusticias, los desaires, las cavilaciones y los sudores que sufre y aguanta con estoica resignación el indio ante la bronceada deidad de sus pensamientos.

Lejos de ser un monstruo horrendo, si bien con toda la majestad de quien estuvo cerca de Dios, y con toda la soberbia de quien aspiró a vencerle; lejos de ser un revolucionario titánico casi un anti-Dios como el Satán de Milton, apenas es malo de veras. Es un tuno, un galopin, un bufonzuelo y poco más. El Padre Eterno confiesa que no le odia, que le tolera y hasta que se divierte con él.

Sus ojos volvieron á humedecerse. ¡Echar á ese pobrecito!... no puedes comprender ciertas cosas; mandas en los afectos con la misma arrogancia que disponías antes de las personas. ¿Crees que puedo abandonarlo? Soy su madre á pesar de todo, y una madre ya sabes cómo tolera y perdona. El infeliz no tiene la culpa de sus malos pensamientos: fuiste quien se los sugirió.

Palabra del Dia

irrascible

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