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Actualizado: 6 de junio de 2025
Al poco tiempo Pierrepont le enviaba un periódico americano en que se daba de aquél noticias detalladas, y entonces la vizcondesa no titubeó más.
Yo no puedo ir: creo que me lo comería, que le haría pedazos si le viese... Tú tienes otra labia; él te respeta y te hará más caso. Sermonéale; si ha caído, al menos que se corrija y se arrepienta. Grandes criminales he visto que acabaron como personas honradas. Y... aquí titubeó y si conoces al escribano que tiene la causa o alguna otra persona que pueda influir, hazlo por Dios.
Vamos, mujer, dilo sin miedo, que ninguna de nosotras se ha de poner colorada exclamó María Valdivieso con la intención de un toro de ocho años . ¿Te lo ha dicho García Gómez?... La Mazacán titubeó un momento, y sin ruborizarse tampoco por las comentadas intimidades que con el lindo ministro tenía, dijo al cabo: García Gómez me lo ha dicho.
Sin previo saludo ni la más leve inclinación de cabeza, ni hacer caso alguno de su acompañante, ésta le puso la mano en el hombro, diciéndola: Tenga usted la bondad de escuchar una palabra. María Estuardo empalideció, titubeó unos instantes, y por fin dijo con firmeza y ademán orgulloso: Nada tengo que hablar con usted. A quien deseo ver es al dueño de la casa, al duque de Requena.
Cuando menos, será un placer para mí no verte ocupar este sitio. El confidente titubeó y consintió al cabo, sacando del bolsillo una baraja. Revolviola, mirando de soslayo a la cama. Pero Moreno tenía la cara vuelta hacia la pared. Cuando Melín hubo barajado, cortó y puso una carta al lado opuesto de la mesa, hacia la cama, y otra a su lado en la mesa destinada a él.
Beatriz titubeó al pronto, pero después de un momento de reflexión respondióle abrazándola: ¡Qué buena eres!... ¡Cuánto te lo agradezco!... pero excúsame... soy todavía, a pesar de todo, demasiado altiva, para aceptar casa y mesa por pura caridad... Aquí al menos sirvo para algo... tengo deberes... presto algunos servicios, gano mi pan... en tu casa no sería otra cosa, al fin, que una parásita.
Federico no se acordaba, por lo visto, de la escena de aquella misma noche, pues el viejo voló en su busca y volvió con... una botella vacía. Si sus fuerzas se lo hubieran permitido, Federico hubiera blasfemado. Titubeó, y agarrándose del tirador de la puerta, llamó con una señal al viejo mientras aseguraba el bulto de la espalda. Hay algo aquí en ese lío para Juanito. Quítamelo.
Federico Bullen avanzó un paso, titubeó y miró por encima del hombro la desierta sala. Reinaba el silencio más profundo. Con súbita resolución se inclinó sobre el dormido muchacho, separando con ambas manos sus grandes bigotes.
Dudaba Lady Clara de que en su precipitada huida hubiese dejado el dinero como él decía; pero, de cualquier manera que fuese, no tenía el derecho de poner en peligro la seguridad de este honrado chino, rehusándolo; así es que exclamó: Está bien, John. Me quedaré con él; pero has de volver a verme. Lady Clara titubeó.
Titubeó un momento, antes de volver el oro al saco de noche, como si no hubiese comprendido del todo el elevado sentimiento de justicia que guiaba al tribunal, y recelase no haber ofrecido bastante cantidad. Después, volviéndose hacia el juez, dijo: Esta partida la he jugado solo, sin mi socio.
Palabra del Dia
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