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Actualizado: 13 de junio de 2025
El agricultor español es de una mentalidad arcaica; pierde lo más, lejano y trabajoso, por obtener lo menos, presente y voladero... Cae el crepúsculo. Los olivares se ensombrecen; cobran un tinte oscuro los cuadros de alcacel luciente; resaltan hoscas las tierras de barbechos.
No se intentó poblarlo antes del año de 1549, cuando Thomé de Souza fué nombrado gobernador general. Ya entonces se le conocía con el nombre de Brasil, originado de cierta madera de tinte, que en aquel tiempo se traía del oriente y que se conocía comercialmente con el nombre de "palo de Brasil."
Los árboles cerraban en muchos parajes estas calles con bóveda espesa, prestándoles un tinte de amable misterio, que digan lo que quieran, es el hechizo mayor de los jardines, y apelamos al testimonio de todas las almas ardientes elevadas, particularmente a la de la señorita de Delgado.
El añil y la caña de azúcar se cultivan con facilidad, y en sus frondosos bosques abundan diferentes clases de maderas de construcción y palos de tinte, así como resinas y bálsamos. Los indios fabrican una tela ordinaria, propia para hacer prendas de vestir, con una planta fibrosa llamada mapajo. Uno de los principales productos es el tabaco.
Era el deán relativamente ilustrado, leía mucho, tenía fama de entender en cuadros antiguos, y sabía dar a sus sermones cierto tinte artístico que contrastaba con la austera sequedad de otros oradores sagrados. Claro está que con tales antecedentes fue el alma de la restauración.
Acostumbraba a llamar las cosas por su nombre y a dirigirse a las personas sin fórmulas de cortesía, diciéndoles en la cara cosas que pudieran pasar por groserías: no lo eran porque sabía darles un tinte entre rudo y afectuoso que les quitaba el aguijón. No era muy locuaz. Generalmente se mantenía silencioso mordiendo su cigarro y examinando al interlocutor con sus ojos oblicuos, impenetrables.
Debe haber un daltonismo hereditario en la masa. Es imposible que vean el rojo con el mismo tinte que se nos ofrece. El verde los seduce; es necesario haber vivido un año entre cotorras para habituarse a aquellos plastrons imposibles. En cambio, el grupo de los swell se viste con una elegancia sólo comparable a la alta clase inglesa.
A la novena no faltaban; se desparramaban por las capillas y rincones de San Isidro, y terciando la capa, el rostro con un tinte romántico o picaresco, según el carácter, se timaban, como decían ellos, con las niñas casaderas, más recatadas, mejores cristianas, pero no menos ganosas de tener lo que ellas llamaban relaciones.
Todas sus ideas tenían como un tinte de aurora; detrás de cuanto pensaba, creía notar un resplandor delicioso, el cual, demasiado vivo para contenerse en su alma, salía por los sentidos afuera y matizaba de extrañas claridades todos los objetos.
A veces, espiando el momento supremo del ansia, cuando las fuertes pupilas del mancebo tomaban un tinte nebuloso, a la manera de las charcas en la tempestad, la morisca, desprendiéndose de sus brazos, le preguntaba: ¿Dasme también toda el alma? ¿Toda? ¿Tendrás el mesmo amor e la mesma creencia que tu Aixa, tú?
Palabra del Dia
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