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Actualizado: 18 de julio de 2025


Valiéndose de la ocasion presente de ver á los Catalanes enemigos de los Griegos, enviaron á Galípoli sus mensajeros á tentar el ánimo de los nuestros, y si admitirían algun trato queriendo venirles á servir. Mostraron que no les desplacia. Los Catalanes con esto enviaron á los mensajeros una fragata armada, y con ella vino Jiménez su Capitan con diez compañeros á concluir el trato.

Su novia, prácticamente, refrenaba sus entusiasmos financieros. No había que tentar a la fortuna; y ahora que se mostraba favorable, era una locura no retirarse a tiempo. Pero Juanito se negaba a oírla. ¿Qué saben las mujeres de negocios? ¿Por qué había de quedarse en la mitad del camino, cuando podía seguir a su principal hasta el paraíso de los millonarios?

Irá a África, y como es joven y fuerte, aún puede ser que viva veinte años. Por primera vez lloró la mujer con toda su alma; pero su llanto no era de tristeza, era de desesperación, de rabia. Vamos, mujer decía el cura irritado . Eso es tentar a Dios. Le han salvado la vida, ¿lo entiendes? Ya no está condenado a muerte... ¿Y aún te quejas? Cortó su llanto la mocetona.

En esto, Cortado y Rincón se dieron tan buena maña en servir a los caminantes, que lo más del camino los llevaban a las ancas; y aunque se les ofrecían algunas ocasiones de tentar las valijas de sus medios amos, no las admitieron, por no perder la ocasión tan buena del viaje de Sevilla, donde ellos tenían grande deseo de verse.

Vuestras mercedes, señores, se pongan en cobro antes que abra, que yo seguro estoy que no me han de hacer daño. Otra vez le persuadió el hidalgo que no hiciese locura semejante, que era tentar a Dios acometer tal disparate. A lo que respondió don Quijote que él sabía lo que hacía. Respondióle el hidalgo que lo mirase bien, que él entendía que se engañaba.

En vez de replicar que el hombre más malo ó pusilánime siempre es algo más que la planta, porque tiene un alma y una inteligencia que, por viciadas ó embrutecidas que pudiesen estar, se pueden redimir; en vez de contestar que el hombre no tiene derecho de disponer de la vida de nadie en provecho de nadie, y que el derecho á la vida reside en cada individuo como el derecho á la libertad y á la luz; en vez de replicar que si es abuso en los gobiernos castigar en el reo las faltas ó crímenes, en que ellos le han precipitado por incuria ó torpeza, cuanto más lo sería en un hombre, por grande y por desgraciado que fuere, castigar en el pobre pueblo las faltas de sus gobiernos y antepasados, en vez de decir que Dios solo puede tentar tales medios, que Dios puede destruir porque puede crear, ¡Dios que tiene en su mano la recompensa, la eternidad y el porvenir para justificar sus actos y el hombre nunca! en vez de estos raciocinios, Basilio solo opuso una vulgar observacion: ¡Qué dirá el mundo, á la vista de tanta carnicería?

También el oso que en pie Acomete al cazador Con tan estraño furor, Que muchas veces se ve Dar con el hombre en el suelo. Pero la caza ordinaria Es humilde cuanto varia, Para no tentar al cielo; Es digna de caballeros Y príncipes, porque encierra Los preceptos de la guerra Y ejercita los aceros Y la persona habilita.

El cura, desatentado y atónito, acudió con ambas manos a tentar la herida, y halló que la cuchilla había pasado, no por la carne y costillas de Basilio, sino por un cañón hueco de hierro que, lleno de sangre, en aquel lugar bien acomodado tenía; preparada la sangre, según después se supo, de modo que no se helase.

Era el Francés hombre muy prudente, y de grande experiencia, y quiso aunque agraviado de Rocafort, tentar el camino mas suave para moderalle; porque como el principal motivo de su venida habia sido para tener de su parte nuestro exercito, no reparaba en su particular autoridad, sino en lo que habia de ser de importancia para eL Príncipe, cuyo ministro era.

Asimismo se nota en el rostro del Santo cierto vergonzoso rubor, por donde se barrunta que la victoria que ha ganado ha sido en combate espiritual contra el tercer enemigo del alma, según lo refiere el Padre Rivadeneira, hablando de aquella hembra insolentísima, que quiso tentar y rendir al Santo y dio ocasión para que se le llamase el que no se quemó en medio del fuego y para que se le comparase a los tres mancebos del horno de Babilonia, de quienes habla Daniel profeta.

Palabra del Dia

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