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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Así es efectivamente, si se prescinde de la inteligencia: solo esta puede referirse á lo que no existe; pues que puede pensar lo no existente. Un cuerpo no puede tener relacion con un cuerpo que no existe; pero la inteligencia puede tenerla con lo que no existe, aun sabiendo que no existe; nosotros mismos nos espaciamos á nuestro talante por las regiones de la posibilidad pura.

Amo a Electra con amor tan intenso, que no aciertan a declararlo todas las sutilezas de la palabra humana. Desde que la vieron mis ojos, la voz de la sangre clamó dentro de , diciéndome que esa criatura me pertenece... Quiero y debo tenerla bajo mi dominio santamente, paternalmente... Que ella me ame como aman los ángeles... Que sea imagen mía en la conducta, espejo mío en las ideas.

Levantando bien el pailo, pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me descargó en la cabeza un tan gran golpe, que sin ningún sentido y muy mal descalabrado me dejó. Como sintió que me había dado, según yo debía hacer gran sentimiento con el fiero golpe, contaba él que se había llegado a y, dándome grandes voces llamándome, procuró recordarme.

Te haces encontradizo con ella... Para eso es menester que te levantes un día temprano... Ya sabes que va a misa a San Alberto... Le dices que has estado, con cualquier motivo... conmigo, por ejemplo, en el colegio del Corazón de María, que has hablado con Gloria y que consideras que no debe permanecer en el convento por esto y lo otro... Que no tiene vocación de monja, y que sería cargo de conciencia tenerla allí contra su gusto.

No lo que me digo.... Quiero decir.... Señores, mi mujer está loca.... Yo creo que está loca.... Lo he dicho mil veces.... El caso es... que cuando yo creía tenerla dominada, cuando yo creía que el misticismo y el Provisor eran agua pasada que no movía molino... cuando yo no dudaba de mi poder discrecional en mi hogar... a lo mejor ¡zas! mi mujer me viene con la embajada de la procesión.

Hasta me parece que la regaló algunas fruslerías, demostrando en todos sus actos el deseo de tenerla contenta; sin duda por esta misma complacencia oficiosa mi ama estaba díscola y regañona cual nunca la había yo visto. No era posible transacción honrosa.

me enseñaste a sentir así, a querer paz..., a soñar..., a desear imposibles.... Aquí estoy tranquila..., y rezo a mi modo. No tengo fe, lo que se llama fe.... Pero quisiera tenerla. Los santos, todos esos, aquel San Roque, este San Sebastián con sus banderillas por todo el cuerpo..., aquel señor obispo..., San Isidoro..., todos me van entendiendo.

La consideración de que Margaret había podido privarse de bailar durante cuatro semanas para casarse con Edwin conmovió á éste profundamente. «¡Adorable criatura!... ¡Imposible pedir mayor sacrificio!...» ¡Ay! ¡Cómo deseaba tenerla en sus brazos, de cinco á siete de la tarde, en cualquier hotel de las riberas del Atlántico ó del Pacífico, bailando al son de una orquesta de negros, cadenciosa y disparatada!

Y mentalmente pensaba: ¡No sospecha que es de ese pasado de lo que vivo! ¡Ah! si pudiera tenerla así a mi lado, libre todavía! Para aturdirse, buscó algún recuerdo que evocar: ¿Y aquel gran látigo que usted se había procurado para pegarme mejor cuando jugábamos a los caballos? Usted decía que pegando fuerte tenía aire de verdadero cochero. ¡Oh!

Quiso llevar consigo á D. Álvaro de Sande, que tampoco tenía obligación que cumplir en los Gelves: con todo, díjole éste que, considerando si le era mejor hacer compañía á Su Excelencia ó quedar donde se hallaba, entendía convenir lo último al servicio de Dios y del Rey y á su propio respeto, porque habiéndose salvado mucha gente de las galeras y siendo de diferentes naciones y calidades la acogida al fuerte, era menester persona de mayor cargo que el Maestre de campo Barahona para tenerla á raya y cuidar de la economía del agua y bastimentos.

Palabra del Dia

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