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Actualizado: 4 de julio de 2025


12 Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; 13 y que los tengáis en mayor caridad por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros. 14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los que andan desordenadamente, que consoléis a los de poco ánimo, que soportéis a los flacos, que seáis sufridos para con todos.

¡A ¿Qué me han de hacer á ? ¡Ay de ellos! murmuró con ahogado furor. Tened cuidado con la puerta os repito. Y después, como hablando consigo mismo, dijo en voz baja: es preciso tomar una determinación ... buena determinación. Clara pudo oírlo, y pensó en la cómoda, en el traje, en las flores, en el cuchillo y en la determinación, en aquella maldita determinación que no conocía.

El señor Sôme, con las lágrimas en los ojos, se acercó diciendo: ¡Aquí estoy, hijos míos! ¡Tened un poco de paciencia!... ¡Soy yo! ¡Ya me conocéis! Mas apenas hubo llegado el panadero cerca del primer carro, el corpulento carabinero de las mejillas verdosas se reanimó y, metiendo el brazo hasta el codo en el puchero hirviendo, cogió la carne y la ocultó bajo la guerrera.

A lo cual respondió don Quijote: -Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a ésta semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza o una oreja menos. Tened paciencia, que aventuras se ofrecerán donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante.

Una forma de gran virtud persuasiva para ganarse la voluntad divina y conseguir de ella lo que se desea, es rezarle el Trisagio. Parece ser que durante un período de grandes conmociones geológicas y meteorológicas experimentadas en Constantinopla, en el año 447, ocurrió (Trisagio seráfico, Manila, 1889, pág. 7), que "un niño de tierna edad fué llevado por los aires, siendo testigos oculares todos los acampados, hasta perderse de vista. Después de un largo espacio, restituido a la tierra del mismo modo que había subido al cielo, refirió en presencia del Patriarca, del Emperador, de toda la multitud asombrada, que había oído cantar a los Ángeles este concierto: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, tened misericordia de nosotros." El niño enseguida se murió. El Emperador ordenó que todos entonasen este sagrado cántico, y al momento cesaron los terremotos y se aquietó la perturbación meteorológica." De aquí el uso del Trisagio, como un formulario para invocar a la Santísima Trinidad en los tiempos calamitosos y funestos" (pág. 78.) Entre otras cosas se pide en el Trisagio taxativamente lo siguiente: "De vuestra ira y enojo: líbranos Trino y Señor De las asechanzas Trino y Señor. De las asechanzas y cercanías del demonio *

«Estos dijeron entre ¿qué os parece como vienen contra nosotros? ¿Nosotros no somos los principales de esta ciudad en tener i en ser bien quistos del pueblo? Fagamos gente. Vos, fulano, tened tantos hombres de los vuestros: é vos, cetano, tened á punto cuantos pudiéredes allegar: é así fueron repartiendo entre las cabezas, armas, gente é dinero é las cosas que pareció necesarias.

?Para que repetire la relacion de mis dolores? seria en vano. Yo los ignoro, tened la bondad de referirmelos. iBien! por cruel que sea para mi esta confesion, hablara mi dolor. Desde mi juventud, mi espiritu no estaba de acuerdo con las almas de los hombres, y no podia mirar la tierra con amor.

No lo balbuceó la joven, que temblaba de miedo. Imprudente, no me mientas o te aplasto bajo mis pies. ¿Dónde está Marta? Tened compasión de ; yo no lo , señor. Aunque me quitarais la vida yo no podría deciros otra cosa. ¿Por qué estás levantada y vestida? Porque me despertó un ruido extraño, señor. ¿Qué ruido? Un golpe, como si alguien hubiera caído...

Sed caballero y leal, y tened por seguro que aunque no volváis á verme vuestra fortuna ha de dar envidia á muchos. ¡Oh! ¡esperad! ¡esperad, señora! ¿No os he dejado una prenda? Pero... No puedo detenerme más. Adiós; impedid que ese hombre me siga. Adiós. Y la tapada tiró una calleja adelante. El bulto que estaba parado á alguna distancia, adelantó á buen paso.

15 Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también; 17 Así que vosotros, oh amados, pues estáis amonestados, guardaos que por el error de los abominables no seáis juntamente con los otros engañados, y caigáis de vuestra firmeza. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Palabra del Dia

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