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Actualizado: 14 de junio de 2025


¡No! ¡Me temo que todos estén borrachos! murmuró el Capitán, poniéndose pálido . En mi camarote había cinco barriles de sciam-sciú. ¡Corramos pronto, amigos, o habrá una horrible matanza!

De buena gana me pasaría varias noches en claro leyendo, con unas gafas muy gordas, unos volúmenes muy grandes, si a esta costa pudiera llegar a conocer las opiniones políticas, estéticas y religiosas que predominan en el distrito. Por desdicha, la cosa es imposible, y yo temo siempre desilusionar a mi admirador. Tal párrafo que acabo de escribir creo que le parecerá vulgar, y lo borro.

-No te pena ese cuidado -respondió don Quijote-, porque, aunque tuviera, no comiera otra cosa que las yerbas y frutos que este prado y estos árboles me dieren, que la fineza de mi negocio está en no comer y en hacer otras asperezas equivalentes. -A Dios, pues. Pero, ¿sabe vuestra merced qué temo?

¿Necesitas dinero? ¿Quieres la semana o el mes adelantado? No; muchas gracias, chico. En esto el dinero no puede nada. ¿Estás de monos con la señorita? Temo que el noviazgo ese te va a dar mucho que sentir. Te equivocas: Paz está conmigo más cariñosa que nunca; parece que hay así como un recrudecimiento en su cariño, y por cierto no a qué atribuirlo... no me lo puedo explicar.

Van-Stael se había vuelto de pronto hacia el sitio que en el bosque ocupaban los piratas, poniéndose pálido. ¿Qué has visto, tío? preguntaron con ansiedad Hans y Cornelio, montando los fusiles. He visto brillar una llama en las tinieblas. ¿Dónde? preguntaron todos. Hacia el bosque. ¿Tratarán los piratas de incendiarnos la casa? preguntó Van-Horn. Me lo temo respondió el Capitán.

Así es que, a ojo de buen cubero, bien se puede asegurar, sin recelo de ser exagerado, que hasta en las cosas que más naturales parecen, la naturaleza, si bien se examina, ha hecho de seis partes una, y el espíritu del hombre ha hecho las otras cinco. ¿Podría, por ejemplo, alimentar nuestro globo, en estado de mera naturaleza, doscientos millones de hombres? Yo me temo que no.

Siempre de pie al lado de él, Nancy se inclinó para darle un beso; luego le dijo: , temo que nos veamos obligados a renunciar a la esperanza de tenerla por hija. No sería razonable que quisiéramos hacerla venir a nuestra casa contra su voluntad. No podemos cambiar su educación ni el resultado de ella.

Temo que me haya comprendido mal, o mejor dicho, que no me haya comprendido. , señor conde; le he comprendido perfectamente dijo Amaury. Y salió, saludando por segunda vez y haciendo con la mano un ademán para indicar que no había que agregar una palabra a lo que habían hablado. Cuando subía al cupé pensaba casi en voz alta: ¡Ah, miserable Felipe!

Aún en medio de sus preocupaciones, Torrebianca pensaba en su mujer. ¡Pobre Elena! He hablado con ella hace un momento... Creí que iba á sufrir un accidente al contarle yo cómo había visto el cadáver de Fontenoy. Este suceso ha perturbado de tal modo su sistema nervioso, que temo por su salud.

Yo le rechacé con furia; pero don Paco pudo suponer, y de seguro supuso, que mi furia era fingida porque él había entrado y porque yo le había visto y trataba de aparentar inocencia. ¿Sabes lo que yo temo? Pues temo que don Paco, juzgando una perdida a la mujer que era objeto de su adoración, se ha ido desesperado sabe Dios dónde.

Palabra del Dia

rigoleto

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