United States or Tunisia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sin usted yo hubiera sido una mujer muy perversa.... Temo que el día en que usted me falte lo sea. Los únicos momentos en que siento un poco de blandura en el corazón son los que paso a su lado. Parece, mamá, como si usted me transmitiera algo de esa virtud tan grande que tiene....

Y lo que me fatiga es que no la puedo castigar ni reñir: que el ser ella secretario de nuestros tratos me ha puesto un freno en la boca para callar los suyos, y temo que de aquí ha de nacer algún mal suceso.

No por cierto, don Francisco, porque os temo; aún tengo sobre los cardenales de los cintarazos que me apretásteis la noche pasada, y que conviene estar bien con vos, porque yo tengo para que aunque os metieran en una botella y taparan con pez encima, habíais de escaparos.

»Como él es tan menudito de formas y parece, por el estilo de sus cartas, la misma languidez en carne y hueso, me temo mucho que no sirva maldita la cosa para la vida que hacemos aquí. Si resulta esto verdad, y por miramientos de cortesía tenemos que acomodarnos nosotros a su modo de andar... ¡entonces que me voy a divertir! Hoy por hoy, me apuran un poco estas dudas.

No, te advierto sencillamente que hay peligro para ti, y yo quisiera preservarte de el. ?Que quereis decir? Mira, ?no ves nada? Nada. Mira bien, te digo y sin temblar. ?Que ves ahora? Veo lo que es muy capaz de hacerme temblar, pero no temo nada, veo un espectro sombrio y terrible que sale de la tierra como una divinidad infernal.

Si el Padre González hubiera sospechado siquiera lo perverso que es usted y el mal incurable que iba a causarme, de seguro que no le presenta a su hija de confesión, que soy yo... Allá veremos si, como usted pronostica, de este mi mal incurable se dice con toda verdad «que no hay mal que por bien no venga». Adiós; basta de charla. Temo que nos sorprendan.

Temo algún percance inmediato.... Voy a ver.... La señora se ha quedado tan abatida.... Entró Primitivo, y sin mostrar alteración ni susto dijo «que subiese don Máximo, que al capellán le había dado algo; que estaba como difunto». Vamos allá, hombre, vamos allá. Esto no estaba en el programa murmuró Juncal. ¡Qué trazas de mujercita tiene ese cura! ¡Qué poquito estuche!

PANTOJA. Vaya usted... Cuide de que Máximo no intervenga... DON URBANO. Voy. PANTOJA. Temo alguna contrariedad. PANTOJA. ¿Y Máximo? BALBINA. Lleno de confusión, como todos nosotros, que no entendemos... Voy a dar parte a la señora... PANTOJA. No, no. ¿Han venido la Superiora y las Hermanas? BALBINA. Ahí están. PANTOJA. No diga usted nada a la señora. Entre en la casa y espere mis órdenes.

Me lo temo. Desde hace algunos meses, no exactamente lo que pasa en el escritorio, no puedo, pues, decir nada preciso; sin embargo, no me sorprendería que el señor Aubry hubiera hecho importantes depósitos en esa casa, después de mi partida. Como las explicaciones que quiere darme a este respecto son causa de agitación para él, no me atrevo a interrogarlo.

D. Francisco, temo que hagan un desatino, si no les asisto con mis luces, porque los militares son tan legos en esto de tratados... Yo traigo un proyectillo, mediante el cual la Rusia ocupará Despeñaperros, España pasará a guarnecer las orillas del Don y de la Moscowa, y Prusia...