United States or Réunion ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vaya, que esta es una noche de desgracias dijo. Fingí sorprenderme. ¡Pues qué! ¿hay alguna otra cosa aún? exclamé. Dios mío, temo que haya sucedido alguna desgracia á mi hija. Salió á caballo a las tres, son las ocho, y aún no ha vuelto. La señorita Margarita... pero si la he encontrado... ¿Cómo... dónde, cuándo? perdón, señor, pero es la angustia de una madre.

Temo que las mujeres de la Central me oigan y se rían. Pues ya que se empeña usted, ya que lo pide con tanto fervor, no hay más remedio. Lo diré, aunque me oigan. Repetiré lo que ya le dije tres o cuatro veces, cuando echábamos migajitas de pan a los patos y peces del estanque del Retiro: para usted las migajitas de mi corazón, que será todo suyo, si con amor me paga. Mucha precipitación es esa.

Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta.

PANTOJA. Justo... Y para que se persuadan de que nada temo, pueden traer, a más del notario, al señor delegado del Gobierno. Mandaré abrir las puertas del edificio... permitiré a ustedes que hablen cuanto gusten con Electra, y si ella quiere salir, salga en buena hora... MARQU

A Dios gracias, todo ha terminado; temo solamente que lo ocurrido ocasione entre la princesa y mi hijo una frialdad y una irritación secreta que vaya alejando poco a poco su amistad de aquella casa, en la cual hubiera tenido unos protectores desinteresados.

Yo no os aborrezco, no, porque os desprecio, porque lo que habéis hecho conmigo os hace despreciable; yo no os temo, porque no podéis hacerme más daño que el que ya me habéis hecho; yo no me vengaré de vos, porque quiero ser más grande que vos; quiero heriros en vuestro orgullo; quiero que tengáis el recuerdo de una víctima que ha caído mirándoos frente á frente á vos, hombre funesto, mientras sus ojos han podido mirar.

Vamos a ver, mi prudente amiga, un poco de calma; no perdamos la cabeza sin ton ni son. El señor de Candore ha estado... torpe, por no decir más; ya ve usted si soy indulgente. Si se ha puesto en el caso de avergonzarse delante de usted y delante de Carlos, peor para él; será un castigo merecido. No es eso sólo, aunque sea en extremo penoso; pero temo... ¿Qué? Todo. Carlos está celoso...

En eso no estoy conforme contigo replicaba la hermana; para estos tiempos no vale la inteligencia, y mucho me temo que en los enredos de la Bolsa no esté Quilito más comprometido de lo que fuera menester. Casilda, eres una pesimista de mal agüero. ¡Ay, Pablo, ojalá me equivocara! A los síntomas apuntados, se agregaron bien pronto el ensimismamiento, el mal humor, la irritabilidad.

Y sin embargo, ¿no queréis ser mía por completo? dijo con acento de queja Juan Montiño. No... no... mi amor no es eso... y por eso tiemblo, por eso temo llevaros al teatro.

Lohengrín, llegando en su barquilla para salvar a Elsa. Sólo falta el cisne... a no ser que el barbero se contente con este papel... Hablando en serio, no creía que aquí hubiese un hombre capaz de portarse así. ¡Y si usted hubiese muerto!... exclamó el joven para justificar su aventura. ¡Morir!... Le confieso a usted que al principio tuve algún miedo; no de morir, que yo le temo poco a la muerte.