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Actualizado: 14 de octubre de 2025


Venceráse sin duda esta jornada Con tal socorro: y en el mismo instante, Cosa que parecia imaginada, Otro favor no menos importante Para el caso temido se nos muestra, De ingenio, y fuerzas, y valor bastante. Una tropa gentil por la siniestra Parte del monte se descubrió: ó cielos, Que dais de vuestra providencia muestra!

Entonces ocurrieron las tormentosas escenas que habían de dejar en Rafael una profunda impresión de amargura y miedo. La dureza del carácter de doña Bernarda quebrantó al joven, haciéndole comprender con cuánta razón había temido siempre a su madre. La áspera devota, con su coraza de virtud y sanos principios, le aplastó desde las primeras palabras. ¿Se había propuesto deshonrar la casa?

Desde que abandona la sabana, corre por un violento plano inclinado, estrellándose contra las rocas y guijarros que le salen al paso como para detenerlo y advertirle que a cierta distancia está el temido despeñadero.

Lo que yo entendía era que Luis María quería cortar con amabilidades más o menos sosas; pero no se lo agradecí en lo más mínimo. Entretanto, cuantas veces podía, sin llamar la atención, fijaba los ojos en María Elvira. ¡Al fin! Ya la tenía ante , sana, bien sana. Había esperado y temido con ansia ese instante.

¿No habéis temido que no fuera yo, sino otra persona quien amase á ese joven? A su despecho, el padre Aliaga se conmovió ligeramente. ¿Qué motivos tengo yo dijo para sospechar nada de ese caballero? Habéis hablado con el tío Manolillo, que os ha dicho sin duda lo mismo que á . El tío Manolillo sólo me ha hablado de vuestros mutuos amores... ¿Y del nacimiento de ese joven?

Después de haberla temido tanto Nieves, le resultó hasta entretenida la tarea de pagar las visitas que debía entre las recibidas de los villavejanos en Peleches; porque, bien mirado el asunto, tenía su lado original y pintoresco; y ella, al fin y al cabo, era algo artista y muy observadora.

Al referirla había temido que el magistrado no creyera en la pureza de su pasión desgraciada; pero, aun demostrada esa pureza, le había parecido que, en cierto modo, la manchaba. ¿Tenía derecho él de revelar el secreto de una alma? Si esa alma había ocultado no solamente a las otras, sino a misma, su propio secreto, ¿podía él revelarlo?

Esta fuerza salió de Manila el 2 de Febrero de 1637; el 22 llegó á Zamboanga, donde fué reforzada con tres compañías de españoles y algunos naturales que en aquella fecha empezaron ya á distinguirse por su lealtad y patriotismo: ultimados los preparativos é impaciente Corcuera, se adelantó con cuatro caracoas al río Grande; tomando, tras rudo combate, el pueblo de Lamitan, donde residía el temido Sultán de Mindanao Cachit Corralat.

, aquel Simoun tan rico, tan poderoso, tan temido una semana antes, ahora, más desgraciado que Eutropio, buscaba asilo, y no en los altares de una iglesia, ¡sino en la miserable casa de un pobre clérigo indio, perdida en el bosque, en la orilla solitaria del mar! ¡Vanidad de vanidades y todo vanidad! ¡Y aquel hombre, dentro de breves horas, va á ser preso, arrancado del lecho donde yace, sin respeto á su estado, sin consideracion á sus heridas, vivo ó muerto le reclamaban sus enemigos! ¿Cómo salvarle? ¿Dónde encontrar los acentos conmovedores del obispo de Constantinopla? ¿Qué autoridad tenían sus pobres palabras, las palabras de un clérigo indio, cuya humillacion aquel mismo Simoun en sus días de gloria parecía aplaudir y alentar?

Estas son las palabras que yo esperaba, que yo preveía, exclamo con fuego Cristián. ¿No lo has dicho todo ante los jueces? ¿Has temido comprometer á quién? ¡Acaso á los mismos que te perdían! Pero vamos al fin á comprenderlo todo y á descifrar este enigma... Esperemos á Marenval, que tiene derecho á saber lo mismo que nosotros.

Palabra del Dia

casifia

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