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Actualizado: 25 de junio de 2025
Dios Nuestro Señor ha elegido mi cabeza inocente para que sobre ella caigan las culpas de otros. A mí no puedes engañarme... Llega y ayúdame a levantar la sepultura... No tardaré en morir, y si tardase os faltaría paciencia para esperar... Porque no acabéis en la horca he pensado repartiros mis bienes.
En pie ante el ataúd, con la cabeza ligeramente echada a un lado, contempló al muerto unos momentos, admirándole, como un pintor admira su cuadro. Después arregló un poco la levita del difunto, y le dijo, como para tranquilizarle: ¡Duerme tranquilo, hermano mío! No tardaré en volver. ¿Conocía usted a mi pobre Sacha? preguntó la vieja, acercándose. Pomerantzev se volvió hacia ella.
¡Vaya, muchacho.... Ten valor!... Fía en mí.... Si algo tenemos que me parezca grave, no tardaré en avisarte... pero no quiero que vivas engañado.... Todas las cosas tienen su fin.... El estado general de tu tía es malo, malísimo, pero, repito: por ahora no hay que temer.... Más tarde, cualquier día.... En fin.... ¡Dios dirá! Vete con Dios. Al pasar hablé con Andrés. No tengas cuidado, amito.
Y volviéndose a sus tertulios, les dijo: Con permiso, caballeros, no tardaré en volver, y que don Narciso juegue por mí. ¡Es vida muy aporreada la que llevo, y no se la doy a mi mayor enemigo! Y don José Antonio se dirigió al estudio, que estaba situado en el patio de la casa. Esperábalo allí un embozado que, al presentarse Areche, se descubrió y dijo cortésmente: Buenas y santas noches.
Velázquez no se había sentado al lado de Mercedes. Por un sentimiento de delicadeza prefirió colocarse entre sus futuros suegros. Cuando el bullicio se hubo calmado un poco, les habló en voz baja de este modo: Un sueño me parece lo que está pasando. Me encuentro sentado entre ustedes; veo allí á Mercedes, con la cual no tardaré en casarme, y apenas puedo creerlo.
Mamá aun no ha salido de su cuarto y papá y María están fuera. María en la iglesia, como siempre, ¿verdad? No fue más que a misa; pronto vendrá. ¡Ya, ya! exclamó el joven, poniéndose repentinamente grave y silencioso. Marta dio fin a su tarea bajo la inspección seria y no muy atenta de su futuro hermano. ¿Quieres aguardarme? No tardaré en venir...
No tardaré yo en evacuar el castillo y fortaleza cuya custodia me habíais confiado. El alférez Calixto de Vargas quedará mandando la hueste, y dentro de veinticuatro horas os hará entrega de todo. Yo me extraño, como acabo de deciros. Mañana mismo saldré de aquí, llevando en mi compañía a Nuño, a su hija Leonor y a Juan Moreno Güeto.
¡Un guindilla! Está bien. Tome usted dijo entregándole la navaja tranquilamente; luego, subiéndose el mantón y apretando el nudo del pañuelo, añadió: Lléveme usted a la cárcel. Y volviéndose a Romadonga en una actitud fría, desesperada, que inspiraba miedo y lástima al mismo tiempo, con terrible calma dijo: No tardaré en salir. Te juro por la salud de mi hijo que pronto tendrás noticias mías.
Después, así que se hubo puesto un ancho sombrero de fieltro, subió la escalera y dijo en voz baja: Hija mía, tardaré algún tiempo en volver, pues tengo que ir bastante lejos; pero no te inquietes. Si alguien pregunta dónde estoy, le dices: «En casa del primo Matías, en Saverne.» ¿No quiere usted almorzar antes de salir? No; me llevo un pedazo de pan y la calabacilla de aguardiente.
¿A la iglesia? dijo sorprendido. Entre ellos era costumbre confesarse en casa. Está bien. No hay inconveniente. Pide al ama la llave, y espérame allí. No tardaré. ¡Pluguiera a Dios que hubiese tardado más! Y sobre todo, pluguiérale que hubiera tenido tiempo a lavarse bien. Porque el teólogo despedía de sí un vaho de matadero que derribaba.
Palabra del Dia
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