Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de junio de 2025
«Parece que está usted como asustada dijo Nicolás con fría sonrisa clerical . No me tenga usted miedo. No me como a la gente. ¿Se figura usted a lo que vengo?». Sí señor... no... digo, me figuro. Maximiliano... Maximiliano es un tarambana afirmó el clérigo con la seguridad burlesca del que se siente frente a un interlocutor demasiado débil , y usted lo debe conocer como lo conozco yo.
Muchos me tienen por un tarambana, ya sé, pero precisamente si tengo veintiocho años y no he concluido todavía la Facultad, es porque me atrae y me interesa, más que los libros, más que los Códigos, la vida misma. ¡Lo que yo veo, lo que yo aprendo en la observación del mundo!
¡Tú también, Rafael! dijo el general ; yo te creía más sensato bajo esas apariencias de tarambana. Si no hubiera ido adonde iban los otros, no tendría ahora la satisfacción de referiros el modo con que nos recibió esta reina de las Molucas, emperatriz del Bemol.
La señora le oía y se reía. ¡Qué cabeza más destornillada! era un tarambana, y nunca haría cosa de provecho, si no tenía más juicio y no dejaba de lado aquellas ideas de fortunas improvisadas, que le quitaban el sueño. Dióle el billete de dos pesos, que sacó de su cartera de tafilete, a tiempo que don Pablo Aquiles golpeaba las manos en la puerta del comedor, impaciente.
Es muy posible replicó el señor de Pavol, sorprendido de mi aplomo. Pues bien, elige tema. Decidme, tío, ¿no sois algo impío? ¡Eh! ¿qué diablo dices, sobrina? Os pregunto, tío, si no sois algo hereje y tarambana. ¿Te burlas de mi? exclamó mi tío. No os enojéis, mi tío; comienzo un estudio de costumbres más interesante que el de los cafres.
El la puso con sólo un simple... ¡y ése fuí yo! Un faldellín he de hacerme de bayeta de temblor, con un letrero que diga: ¡misericordia, Señor! Como esto no pudo pintarse a humo de pajas, sino para conmemorar algún suceso, dime a averiguarlo, y he aquí la tradición que sobre el particular me ha referido un religioso. Don Juan de Andueza era todo lo que hay que ser de tarambana y mozo tigre.
Eso es imposible, Stein; lo repito, ¡es imposible! exclamó el duque, levantándose en un estado de agitación que crecía por momentos . Nada puede haber en el mundo que os obligue a abandonar vuestra mujer, a separaros de vuestros amigos, a desertar de vuestro empleo y a dejar plantada vuestra clientela, como podría hacerlo un tarambana. ¿Tenéis ambición? ¿Os han prometido mayores ventajas en América?
A pesar de su mala cabeza, nosotros apreciamos a este tarambana de Santorcaz, y él no nos quiere mal; así es que cuando se aparece por España, siempre viene a parar a nuestra casa, donde le damos hospitalidad por bien poco dinero. ¡Ay!, sí, por bien poco dinero; verdad que si le pidiéramos mucho, el infeliz no podría dárnoslo, porque no lo tiene.
Para concluir: siempre que se le ofrezca a usted alguna cosa, sea del orden que fuese, piensa usted un rato, y dice: ¿A quién acudiré yo?, pues a ese tarambana de Segismundo'. Con mandarme un recadito... Aunque yo cuidaré de venir algún domingo o los ratos que tenga libres, porque ahora, como estoy solo con Padilla, dispongo de muy poquito tiempo.
«Dígase lo que se quiera, es el mejor de los tres pensaba, metiendo y sacando la aguja , mejor que el egoistón de Nicolás, mejor que el tarambana de Juan Pablo... ¿Que se quiere casar con una...? Hay que ver, hay que ver eso. No se puede juzgar sin oír... Podría suceder que no fuera... Se dan casos... ¡Vaya!... Y está enamorado como un tonto... ¿Y qué le vamos a hacer? Dios nos tenga de su mano».
Palabra del Dia
Otros Mirando