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¡Qué horror! exclamó Valle, poniendo los ojos en blanco y posándolos después blandamente sobre Eulalia. En efecto dijo D. Bernardo, es muy triste todo eso, pero de absoluta necesidad. ¿Dónde iríamos a parar si no se castigase con mano fuerte la rebelión? Que se castigue de otro modo señó; la pena de muerte debe ser proscrita de los códigos.

Si me abandonas cuando yo no te ame ya, te lo agradeceré; si me traicionas cuando todavía te ame, te mataré. haz otro tanto. Mi derecho es igual al tuyo. Así proceden todos los hombres, a despecho de los códigos imbéciles y de las hipócritas predicaciones.

, se lo decía cara a cara, bien claro para que lo entendiera; ella no sabía jota de códigos ni de la práctica de tribunales: se daba por convencida de que había que vender todo, todo, aunque esto le parecía un despropósito que no podía mandar la ley, pero no de un modo irrisorio, a bajo precio; se daba por convencida que había mucho que pagar y era forzoso sacar el dinero de alguna parte, mas, ¿por qué se eternizaba un asunto tan sencillo? ¿qué deudas eran ésas? ¿qué cuentas eran ésas?

Ellos, en sus códigos, determinan cuándo las mujeres somos capaces y cuándo incapaces, habiendo resuelto que seamos menos capaces cuando estamos a su lado, ya que las casadas no pueden comprar, ni vender, ni contratar, ni comprometerse, como las solteras mayores de edad.

Hasta entonces D. Joaquín, según Rafaela le hizo notar y comprender, no había creado riqueza alguna: no había hecho más que dislocar la de los otros, absorbiéndola y acumulándola por medios ingeniosos, más o menos de acuerdo con la moral, pero que no infringían el menor precepto de los códigos. En esto se empeñó y consiguió Rafaela que D. Joaquín cambiase de método y conducta.

Yo admiraba la audacia y el patriotismo de esos hombres eminentes, regeneradores de España; pero al ver los armarios repletos de códigos, constituciones y tratados, me decia con tristeza: «¡Cuánta letra muertaEntretanto pasaba por la calle un batallon, y el ruido de las cornetas penetró hasta la biblioteca del Congreso, «Esa es la verdadera ley; me dije entónces, esa voz gobierna á los pueblos con mas poder que la de sus pretendidos representantes....

Hay multitud de tontos a quienes no se puede arrancar de la cabeza lo del mejor de los códigos; hay algunos solemnes pillos que por malicia y por tener poder ante la canalla, gritarán, si les dejan, constitución o muerte; hay el grupo de los anilleros o de los sabios, que reniegan de todo si no les dan las dos Cámaras con Carta, a la francesa, y aun creo que alguien quiere que haya tres Cámaras, por no parecerle bastante dos.

Sin embargo los obstáculos culturales no son menos importantes, pues están vinculados con los códigos y modalidades de representación propios de cada cultura o etnia." = ASCII y/o Unicode El Proyecto Gutenberg es fundado en 1971 por Michael Hart con el objetivo de difundir bajo forma electrónica las obras literarias para ponerlas gratuitamente a la disposición de todos.

Así diciendo proseguía , de hoy en adelante discurramos por pláticas más sabias y no de tanto enfado, y ya que no podemos atraer el sueño, ahora olvidemos las pandectas y los códigos.

Está blindado por sus códigos, atrincherado en sus estrados y defendido por todos sus auxiliares jurídicos, y es invulnerable por la necesidad social que impone la infalibilidad de sus sentencias. ¿Y vamos á emprenderla contra esa Bastilla más impenetrable que la primera, pues contiene el palladium del orden y abriga la soberana majestad de la razón de Estado?