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Para probar lo extendidas que se hallan en España, en todas las clases populares, la afición y la inteligencia de la poesía, téngase en cuenta que las comedias más célebres y bien escritas, que entre nosotros sólo se conocen por un público muy escogido, no sólo se representan ante gentes de la clase más baja de la sociedad española que asisten al teatro y siguen sus peripecias con el mayor interés, sino que también las leen luego con la mayor fruición, explicándose así las ediciones baratas que se hacen de ellas, como de libros destinados al pueblo.

Llegaron al turbado Cervantes las voces de ¡téngase al rey! ¡dense a la justicia! y pavor entrole, no de ser muerto, sino de ser allí encontrado y preso, y, cargado de cadenas, como criminal y mal hombre tratado; y así fue, que recobrando en un punto todo su valor sereno, a la ventana que en el aposento había fuese, abriola y arrojose a la calle, no huyendo de la muerte y del peligro, sino de la deshonra; que bien hubiera podido creer la justicia, si junto a aquellos dos cuerpos muertos le hubiera encontrado, que él los había matado, por celos al uno en riña, y asesinada la otra.

BENITO. ¡Véngase, cuerpo de tal, conmigo! Bueno sería que, en lugar de habernos venido a holgar, quedásemos aquí hechos plasta. ¡Téngase, señor Sancho, pesia a mis males, que se lo ruegan buenos! CAPACHO. ¿Veisle vos, #Tostado#? JUAN. Pues ¿no le había de ver? ¿Tengo yo los ojos en el colodrillo? Pues en verdad que me tengo por legítimo y cristiano viejo.

Sabido es también, que Los dos gentiles hombres de Verona, de Shakespeare, provienen de una novela, imitada de La Diana, de Montemayor. Téngase en cuenta, ya que la ocasión es oportuna, que Fanshaw fué dos veces embajador inglés en Madrid, la primera en 1640, y la segunda en 1663 á 1666, en cuyo año murió. Ha traducido también el Pastorfido, de Guarini, y las Luisiadas, de Camoëns.

No se olvide que don Simón se creyó siempre capaz de todo; y téngase presente que cuando llegó a la posición social en que ahora le hallamos, los límites de sus aspiraciones se perdieron de vista.

Pero continuando con la metáfora de la guillotina política, si este bosquejo de la Aduana, que voy á terminar, pareciere por ventura demasiado autobiográfico para que lo publique en vida una persona que, como su autor, no es de mucho viso, téngase en cuenta que procede de un caballero que lo escribe desde ultratumba. ¡La paz sea con el mundo! ¡Mi bendición para mis amigos! ¡Mi perdón para mis enemigos! ¡Me encuentro en la región del reposo!

¡Señor alférez! ¡Señor capitán! grita Carmelita toda temblorosa, agitando los brazos, la mandíbula inferior, desdentada, batiendo contra la superior, desdentada también, con un estremecimiento particular. ¡Señor capitán, téngase por Dios! ¡Por la Virgen del Amor Hermoso!... ¡Pare! ¡pare!... ¡pare! ¡Sooó! exclama Paco. Pero el capitán es sueco y sigue apretando.

Téngase presente que esta disquisición erudita sirve tan sólo para realzar la verosimilitud de la novela, por ser incuestionables su verdad poética general y la posibilidad de que la acción pasara en la Nueva Inglaterra de los primeros tiempos.

El tema sólo corre el peligro de no estar bien tocado. Pero téngase en cuenta que si no es cosa fácil tocar bien las castañuelas, aun es más difícil escribir sobre ellas, abarcando todos los puntos de su historia gloriosa y de su significación en el arte y en la sociedad durante el trascurso de los siglos, a través de las edades clásicas y de los modernos tiempos.

Aquel semblante estaba frío y rígido. ¡Dios mío! ¡Poderoso señor! ¡un difunto! exclamó todo erizado el cocinero mayor. Y para acabar de probar un terror, como después de él no ha probado ninguno, se oyeron algunas voces cercanas que dijeron: ¡Téngase á la justicia! ¡La justicia! ¡y sobre un muerto yo! exclamó el mismo Montiño ; ¡el infierno llueve sobre desventuras!