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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Con estas reflexîones entiende, que este Ser inmenso, omnipotente, y eterno es infinitamente sabio: que piensa con infinita perfeccion sin poder errar: que tiene conocimiento de todo infinitamente superior al suyo; de donde concluye con buena razon, que este Ser supremo es espíritu puro, perfectísimo, ageno de todo lo corporeo, é imposible de hallarse en la materia.
Bajando la voz, añadió al oído del joven: Ese pobre se curará en otro campo distinto del que usted va a visitar... Adiós, querido, adiós. Andrés Heredia perdió en la niñez a su padre, magistrado del Tribunal Supremo, que había tenido la flaqueza de casarse, ya viejo, con una sobrinita de diez y ocho años.
En 1826 Bolívar pedía aún una coalición americana contra el Brasil, más aún, la ofrecía... con tal que se le diera el mando supremo. San Martín quedaba silencioso en Boulogne. Insaciable el uno, por temperamento, por vibración intelectual, por el correr violento de la sangre; frío, sereno, reposado el otro, por la glacial y predominante fuerza de la razón.
Sí, continuó; el movimiento ha fracasado y me han desertado muchos porque me vieron abatido vacilar en el supremo instante: ¡conservaba algo en mi corazon, no era dueño de todos mis sentimientos y amaba todavía!... Ahora todo está muerto en mí, ¡y ya no hay cadáver sagrado cuyo sueño tenga que respetar!
ACTO V. Todavía, ya en una extrema vejez, Fausto busca el bien supremo en la filantropía, en hacer la felicidad de sus semejantes, en los adelantamientos sociales.
«Cuando nos casemos continuó la señora no habrá uno solo de esos emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y reverencie como á mí misma, porque has de saber que yo soy la Reina de todos los que en aquesta parte del mundo existen, y mis títulos no son usurpados, sino transmitidos por la divina Ley muñequil que estableciera el Supremo Genio que nos creó y nos gobierna.
El capataz, y muchos de los viñadores, adivinando que había llegado el momento supremo de la ceremonia, abrían desmesuradamente los ojos esperando ver algo extraordinario. Mientras tanto, el sacerdote volvía las hojas de su libro, sin encontrar la oración apropiada al caso. El Ritual era minucioso.
La casa con sus ventanas abiertas, los jardines con sus vivísimos colores, los campos ondulantes, todo aparecía como envuelto en una atmósfera de paz y de supremo bienestar. El conjunto tenía un aspecto alegre y hospitalario que animó a Delaberge a persistir en sus intenciones. Le pareció descubrir en todo ello el reflejo de la personalidad atrayente y cordial de la propietaria.
No darle ese gusto supremo a la envidia, que ha visto tu carrera lucida con ojos torvos, de mostrarte amilanado, porque estás vencido. Ya que se cae, caer con arte, como el gladiador antiguo... Ese ha pasado, echándome una mirada, en la que he leído curiosidad y placer a un tiempo; seguro que va diciendo: ¡He visto a Esteven, pero me ha parecido tan fresco!
El sentimiento de la paternidad está en mí tan arraigado, tan hondo, que antes perdería la mitra que abandonar a mis hijos. Ya recuerdas cómo me puse cuando murió el padre de Juanito, que pasaba por mi sobrino. Creí morir. ¡Un hombrón tan hermoso y con un porvenir tan brillante! Yo le hubiese hecho magistrado, presidente del Supremo, ministro, ¡qué sé yo!
Palabra del Dia
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