Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Los conservadores nos prometían una revolución desde arriba, y yo sonreía incrédulamente; los republicanos y los socialistas nos anunciaban una revolución desde abajo, y yo volvía a sonreír con la misma incredulidad. Esto no puede seguir así me decían . Esto tiene fatalmente que transformarse. El mundo entero se transforma, y España no está en la Luna, sino en el mundo... Todo era inútil.
La persona de Dios representábasele terrible y ceñuda, más propia para infundir respeto que cariño. Todo lo bueno venía de la Virgen María, y a la Virgen debía pedirse todo lo que han menester las criaturas. Dios reñía y ella sonreía. Dios castigaba y ella perdonaba. No es esta última idea tan rara para que llame la atención.
La chica era confianzuda, inocentona, de estas que dicen todo lo que sienten, así lo bueno como lo malo. Sigamos. Pues señor... al tercer día me la encontré en la calle. Desde lejos noté que se sonreía al verme.
Todos eran hijos de marinos, y sin embargo se habían emancipado del mar. En tierra firme estaban los negocios. Sólo las cabezas locas podían pensar en barcos y aventuras. El Tritón sonreía humildemente ante estas alusiones y cruzaba miradas con su sobrino. Un secreto existía entre los dos. Ulises, que terminaba su bachillerato, asistía al mismo tiempo en el Instituto á los cursos de pilotaje.
Cuando volvieron, el conde acariciaba tiernamente la mano de su querida y sonreía, al hablar, con arrobada expresión de felicidad. Muchas veces me he propuesto dejar de verte. Por la noche, estando a solas en la cama, me entran terribles remordimientos. Entonces me digo: «Es necesario que esto concluya.
Y al decir esto, miraba al profesor de Derecho, el cual se sonreía con ese aire modesto y reservado que se considera como discreto, y que quiere decir: otras muchas podría contar si quisiera. ¿De veras? exclamé.
Fuera de la empalizada, en un landó de las hijas del marqués, estaba doña Sol. Sus primas la rodeaban angustiadas, manoseándola, queriendo encontrar en su cuerpo algo descompuesto por la caída. La daban cañas de manzanilla para que se le pasase el susto, y ella sonreía con aire de superioridad, acogiendo compasivamente estos extremos femeniles.
Por eso cuando el joven, herido de algún desdén, de alguna palabra malévola de su mujer, se desataba en denuestos contra ella, sonreía con tristeza, procuraba calmarle, segura de que su cuñado no tardaría en humillarse, en ir contrito y avergonzado a besarle los pies. Cuando el prócer terminó al fin su monólogo, hubo unos instantes de silencio.
¡No hagas travesuras decía mi tía, y cuidadito con ir a la huerta! ¡No me revuelva la cocina! gritaba Susana, y para almorzar, conténtese con la ternera fiambre. El cura no decía ni palabra, pero me sonreía con cariño y hacía un gesto que quería decir: Lo que es por mi, de buena gana te llevaría; pero ella no ha querido. Este memorable lunes, sucedió lo mismo de siempre.
Azorín ha visto que la monja gruesa le enseñaba el papel a la morena y que ésta sonreía con una sonrisa suave, con una sonrisa divina, enseñando sus blancos dientes, poniendo en éxtasis los ojos. ¿De qué sonreía esta monja? Han subido al tren las dos jóvenes y se han quedado en tierra las dos viejas. La locomotora silba. Unas y otras se han despedido y se hacían recomendaciones mutuas.
Palabra del Dia
Otros Mirando