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Actualizado: 24 de mayo de 2025
Su mayor confianza era conmigo; pero debo indicar aquí una circunstancia, que a todos llamará la atención, y es que aunque repetidas veces procuré sondear su ánimo en el asunto que más me interesaba, jamás pude conseguirlo. Hablábamos de amores, nombraba yo la casa y la familia de Inés, y él, volviéndose taciturno, mudaba la conversación.
Mi juventud ha envejecido mucho desde que no tengo el honor de verle y he echado de menos tantas cosa en mi propio corazón durante los seis meses que acaban de transcurrir, que no sé en verdad si será bastante hábil para sondear el corazón de los demás. Sí, ya sé respondió el conde, la desgracia que le ha sobrevenido y comprendo cuán terrible ha sido para usted ese golpe.
No encontrando nada mejor, se pone a hablar de los zapatos de baile, para sondear al mismo tiempo las intenciones de Martín. Este no opone objeción alguna; es preciso que Gertrudis se haga tomar las medidas inmediatamente; y, como la joven se niega a quitarse el zapato en presencia de Juan, éste la llama «remilgada.» La joven se ofende, se pone a llorar y sale.
Y la razon, en tanto, aprisionada, luchando con la fiebre abrasadora de la ardiente ilusion, pugnaba en vano por disipar la nube embriagadora, cuya letal atmósfera aspiraba mi pulmon impaciente, y en él toda mi sangre envenenaba adormeciendo al corazon valiente... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Dónde hallar la verdad?... Tal vez oculta la tiene el porvenir... ¿Y qué me ofrece? ¡Confusa mezcla de placer y espanto, que al sondear el alma se estremece!
Callose, pues, como en misa, y a cuanto la mamá le dijo aquel día y los subsiguientes sobre el mismo tema del casorio, respondía con signos y palabras de humilde aquiescencia. No cesaba de sondear su propio corazón, en el cual encontraba a la vez pena y consuelo. No sabía lo que era amor; tan sólo lo sospechaba. Verdad que no quería a su novio; pero tampoco quería a otro.
Llegamos al fondo del pozo, rodeado aún afortunadamente por un resto de brocal: nos asomamos con espanto á la negra abertura del abismo é intentamos sondear su profundidad á través de las escolopendras y helechos entrelazados.
Ensanchósele el corazón al tío Frasquito, creyendo llegada la hora de averiguar algo, y aguzó las orejas y aprestó la lengua para sondear con habilidad a Jacobo y a Currita. Mas, de repente, una mano aleve cogió el mediato lazo de su corbata blanca, y dándole una rápida vuelta, vino a ponérselo sobre la nuca.
El mejor oficio del mundo. El tío Chispas, sin apartar la vista de la proa ni las manos del timón, agachándose para sondear la oscuridad por entre la vela y el montón de sacos, le escuchaba con sonrisa marrullera. Sí; no has escogido mal oficio. Pero tiene quiebras. Las verás... cuando tengas mis años... Pero tu sitio no es aquí: anda a proa y avisa si ves por delante alguna barca.
Cosas así pensaba, dando golpecitos con un cuchillo sobre una corteza de pan, mientras su madre narraba las cábalas de Glocester y las maquinaciones de los conjurados del Casino. En cuanto pudo el Magistral escapó de casa, prometiendo ir a sondear al Obispo. Tomó el camino de la Plaza Nueva. El caserón de la Rinconada le pareció envuelto en una aureola.
Algún español hubo de visitar la ermita, porque en un muro alcancé á ver cierta interjeccion característica. Al asomarse por alguna de las ventanas se descubre al frente un bellísimo paisaje, pero se siente vértigo al sondear con la mirada el abismo. El Sarina se desliza en el fondo, limpio y silencioso, á mas de 100 metros de profundidad.
Palabra del Dia
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