United States or Saint Kitts and Nevis ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por eso es de circunstancias... respondí valientemente. Puesto que soy una solterona involuntaria, utilicemos las recetas de las solteronas... Resumamos, señor cura... Para hacer una solterona se toma una joven, se la desilusiona, se le hace traición... No siempre protestó Genoveva.

La idea de que San Pablo, con gran escándalo de la abuela y gran contento de Celestina, era el padre de las solteronas, divirtió mucho a mis amigas. Francisca, que tiene siempre ideas originales, me pidió que llamase a Celestina para contemplar su gozo. Hícelo yo de buen grado y pedí una cosa cualquiera a mi buena vieja para explicar mi campanillazo.

¡Felices ellas! exclamó Petra. Ese es un panegírico bien sentido... En un día de Santa Catalina era obligatorio, repuso Francisca. Y por cierto que han olvidado ustedes el citar a esta pobre santa entre las ilustres solteronas... Tengo una vaga idea de que fue una filósofa distinguida. Y una mártir incomparable añadió la Melanval santiguándose. ¡Buena Santa Catalina!...

En Aiglemont, en efecto, hay dos parroquias, San Aprúnculo, la Catedral, y San Gengulfo, la parroquia secundaria. La guerra es casi continua entre aprunculinos y gengulfianos, y los primeros desdeñan a los segundos por su iglesia, por supuesto. Unos y otros cuentan en sus filas numerosas solteronas, pues el matrimonio, preciso es confesarlo, está poco de moda en nuestro pueblo.

Las solteronas voluntarias se reclutan evidentemente entre las que se han dejado guiar en la elección de su existencia por motivos de abnegación, o un sentimiento de pureza virginal, o el recuerdo de una afección muerta, o el amor de la independencia, o ese vago esceptismo que se apodera de tantas jóvenes, o por el temor de las responsabilidades, espantosas en efecto para quien reflexiona.

Y juventud, belleza y salud, se consumían en la vana espera del que no venía ni vendría jamás... ¡Pobres solteronas! Fue preciso el cristianismo para cambiar el ideal de una gran parte del mundo. En cuanto apareció, la existencia de la mujer sufrió una transformación tan completa como prodigiosa; de esclava que era, se encontró de repente con una personalidad justamente respetada.

En seguida clasifiqué a las personas que pasaban en mis tres grandes divisiones: Solteronas voluntarias. Solteronas resignadas. Solteronas recalcitrantes. Vuelta a casa, continué mis meditaciones y he aquí lo que llegué a poner en claro en conjunto. La solterona voluntaria, diga lo que quiera el padre Tomás, se distingue a primera vista. Es viva, aunque sea reumática y sobre todo si es nerviosa.

Si alguien enseñaba los espolones dije reprimiendo una fuerte gana de reír, no creo que fui yo... No, joven virtuosa; confieso que debió de ser mi modesta persona la que se agrió con los golpes repetidos que me asestan ciertas malas solteronas... Si las provocas, no tienes más que lo que mereces.

Muy bien dijo el cura, comprendiendo que no había cambiado tanto de ideas como él creía, lo que me valió una dulce sonrisa, pues el cura detesta a las veletas. ¿Qué desea usted saber de éste su humilde servidor? prosiguió, con mirada maliciosa. ¿Me van ustedes a condenar a otra conversación sobre las solteronas? preguntó la abuela descontenta.

Pero entonces interrumpí prorrumpiendo en una carcajada muy poco reverente, si lo que usted dice es exacto, como lo moral influye en lo físico, no hay más que mirar a las solteronas para distinguir la voluntaria de la que no lo es... Una fisonomía animada, una mirada de bondad, una sonrisa satisfecha y una conversación amable, deben ser la característica de la soltera por vocación...