Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de junio de 2025


En efecto, a los pocos pasos que dio por el espacioso corredor donde se amontonaban los socios en espera del aviso de la conferencia vio a su amigo en el centro de un grupo de artistas, sorprendiéndoles y haciéndoles reír como siempre con sus paradojas.

De cuantas personas entraban en aquella casa, la más agasajada por toda la familia de Santa Cruz era Guillermina Pacheco, que vivía en la inmediata, tía de Moreno Isla y prima de Ruiz-Ochoa, los dos socios principales de la antigua banca de Moreno.

Tragomer, porque tenía esperanza de rehabilitarse ante la señorita de Freneuse. Sorege estaba en el círculo cuando Tragomer, á eso de las siete, entró en el salón. El conde, apoyado en la chimenea, hablaba con un grupo de socios y mostraba en la conversación aquella fisonomía firme y fría que ocultaba tan bien sus impresiones.

La profunda impresion que me ha producido, puedes suponerla; y habiendo pedido permiso á los socios para abandonar por mi parte el proyecto, y venir á ofrecerte mis recursos, todos instantáneamente han seguido mi ejemplo; todos han dicho que arrostraban con gusto el riesgo de aplazar sus operaciones, y de sacrificar su ganancia hasta que hubieses salido airoso del negocio.

Apenas había pronunciado Coletilla estos terribles aforismos, cuando se sintió ruido en la escalera. Eran algunos jóvenes socios del club naciente. Escóndase usted ahí dijo el Doctrino á Coletilla. Estos no le han de ver.

Los señores socios sentíanse aguijoneados de repente por el deseo de instruirse, de capacitarse de aquello que llamaban cuestión social, y miraban todas las tardes el armario como un tabernáculo de la ciencia, esperando que apareciese la llave para buscaren su interior la luz que deseaban.

Había en aquella ciudad, como hay en casi todas, un centro o círculo o casino para esparcimiento del espíritu de ciertas personas que pasaban la vida bregando por enderezar la varia suerte de los negocios de lucro; y había entre los socios muchos que, no gustando del juego, aunque lícito, ni de otras recreaciones toleradas en el establecimiento, formaban una camarilla sui generis, especie de senado moderador de la ebullición que reinaba constantemente en gabinetes y pasillos; el cual senado, auctoritate propria, se instalaba siempre en el salón principal.

Para que el segundo número se imprimiese fue necesario repartir un nuevo dividendo pasivo a los socios, que se impusieron con gusto este sacrificio pecuniario. No fue más afortunado el segundo número de La Abeja en su aspecto económico: los chicos persistían en la idea funesta de no soltar un cuarto por aquel periódico; si querían dárselo de balde, bueno; si no, queden ustedes con Dios.

El río era vencido poco á poco, aceptando el obstáculo del dique y los canales de Robledo y Watson se empapaban con las primeras aguas, dejando correr por su lecho fangoso el riego vivificante. Después de esto sólo habían necesitado los dos socios que transcurriese el tiempo. El milagro del agua realizaba un sinnúmero de milagros secundarios.

Toleraban a Gallardo como una originalidad del club, porque era torero «decente», vestía bien, gastaba dinero y tenía buenas relaciones. Es muy ilustrado decían los socios con gran aplomo, reconociendo que sabía tanto como ellos. La personalidad de don José el apoderado, simpática y bien emparentada, servía de garantía al torero en esta nueva existencia.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando