United States or Suriname ? Vote for the TOP Country of the Week !


Muchas gracias por la compañía. Espero que seremos amigos, porque estaré aquí algún tiempo.... Yo soy hermano de Carlos Golfín, el ingeniero de estas minas. ¡Ah!... ya.... D. Carlos es muy amigo de mi padre y mío: le espera a usted desde ayer. Llegué esta tarde a la estación de Villamojada... dijéronme que Socartes estaba cerca y que podía venirme a pie.

El viajero sintió una cosa impropia de varón tan formal y respetable, sintió que le venían ganas de llorar; mas sofocando aquella emoción importuna, dijo: ¿Cómo me he de olvidar a Socartes?... Pues no faltaba más.... No me olvidaré de mis padres ni de ti, que me has ayudado a esto.... Adiós, Nelilla.... Siento pasos.

Su incapacidad para todo había llegado a ser absoluta, y habiéndola mandado Tanasio por tabaco a la Primera de Socartes, sentose en el camino y allí se estuvo todo el día. Una mañana, cuando habían pasado ocho días después de la operación, fue a casa del ingeniero jefe, y Sofía le dijo: ¡Albricias, Nela! ¿No sabes las noticias que corren?

¡Y ! añadió ella besándole en la frente . ¿Tienes sueño? , principio a tener sueño. No he dormido anoche. Estoy tan bien aquí... Duérmete, niño.... Principió a cantar como se canta a los niños para que se duerman. Poco después Pablo dormía. La Nela oyó de nuevo la voz de la Trascava, diciéndole: Hija mía... aquí, aquí. Los Golfines Teodoro Golfín no se aburría en Socartes.

Por las noches, cuando todo callaba en el industrioso Socartes, quedando sólo en actividad los bullidores hornos, el buen doctor que era muy entusiasta músico, se deleitaba oyendo tocar el piano a su cuñada Sofía, esposa de Carlos Golfín y madre de varios chiquillos que se habían muerto. Los dos hermanos se profesaban el más vivo cariño.

Si a la soledad en que vivía la Nela hubieran llegado menos nociones cristianas de las que llegaron; si su apartamiento del foco de ideas hubiera sido absoluto, su paganismo habría sido entonces completo habría adorado la Luna, los bosques, el fuego, los arroyos, el sol. Esta era la Nela que se crió en Socartes, y así llegó a los quince años.

Moviose entonces ligero vientecillo, y Teodoro creyó sentir pasos lejanos en el fondo de aquel desconocido o supuesto abismo que ante tenía. Puso atención y no tardó en adquirir la certeza de que alguien andaba por allí. Levantándose, gritó: Muchacha, hombre, o quien quiera que seas, ¿se puede ir por aquí a las minas de Socartes?

Soy ciego, , señor añadió el joven ; pero sin vista recorrer de un cabo a otro las minas de Socartes. El palo que uso me impide tropezar, y Choto me acompaña, cuando no lo hace la Nela, que es mi lazarillo. Con que sígame usted y déjese llevar. Guiado ¿Ciego de nacimiento? dijo Golfín con vivo interés que no era sólo inspirado por la compasión.

Los Golfines paseaban en los días buenos; en los malos tocaban el piano o cantaban, pues Sofía tenía cierto chillido que podía pasar por canto en Socartes. El ingeniero segundo tenía voz de bajo profundo, Teodoro también era bajo profundo.

La Nela que nunca había tenido cama, ni ropa, ni zapatos, ni sustento, ni consideración, ni familia, ni nada propio, ni siquiera nombre, tuvo un magnífico sepulcro que causó no pocas envidias entre los vivos de Socartes. Esta magnificencia póstuma fue la más grande ironía que se ha visto en aquellas tierras calaminíferas.