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Los Golfines paseaban en los días buenos; en los malos tocaban el piano o cantaban, pues Sofía tenía cierto chillido que podía pasar por canto en Socartes. El ingeniero segundo tenía voz de bajo profundo, Teodoro también era bajo profundo.

Iten que meta los campos de la corona de su verde de a dos manos como dho. es arriba e esto se entiende de dentro de los «golfines» de las macollas e asy mismo algunos campos del cuerpo açul en los lugares que viere el maestro ques menester echarse.

Cuando los Golfines entraron en su casa, volviose a la suya don Francisco solo y triste, andando despacio y con la vista fija en el suelo. Pensaba en los terribles días de ansiedad y de esperanza, de sobresalto y dudas que iban a venir. Por el camino encontró a Choto y ambos subieron lentamente la escalera de palo.

¡Y ! añadió ella besándole en la frente . ¿Tienes sueño? , principio a tener sueño. No he dormido anoche. Estoy tan bien aquí... Duérmete, niño.... Principió a cantar como se canta a los niños para que se duerman. Poco después Pablo dormía. La Nela oyó de nuevo la voz de la Trascava, diciéndole: Hija mía... aquí, aquí. Los Golfines Teodoro Golfín no se aburría en Socartes.

Nosotros solía decir Teodoro aunque descendemos de las yerbas del campo, que es el más bajo linaje que se conoce, nos hemos hecho árboles corpulentos.... ¡Viva el trabajo y la iniciativa del hombre!... Yo creo que los Golfines, aunque aparentemente venimos de maragatos, tenemos sangre inglesa en nuestras venas.... Hasta nuestro apellido parece que es de pura casta sajona.

Parece que la humanidad perdía la salud sólo por darme trabajo.... ¡Adelante, siempre adelante!... Pasaron años, años... al fin vi desde lejos el puerto de refugio después de grandes tormentas.... Mi hermano y yo bogábamos sin gran trabajo... ya no estábamos tristes.... Dios sonreía dentro de nosotros. ¡Bien por los Golfines!... Dios les había dado la mano.

Romey en su Historia completa del modo siguiente esta pintura de aquella célebre milicia catalana y aragonesa. «Hay tambien otros llamados Golfines, que en su modo de vivir se diferencian poco de los almugávares, y son castellanos y salagones, gentes de lo profundo de España... Los cuales, por no tener hacienda y haberlo gastado ó jugado todo, ó bien por delitos que cometieron, huyen de su tierra con sus armas, y como hombres que no saben hacer cosa de provecho, se establecen en la frontera de los puertos de Muradal, que son unas grandes montañas llenas de bosques y peñas inaccesibles que confinan con tierras de sarracenos y cristianos, y por donde pasa el camino que va de Castilla á Córdoba y Sevilla, y allí roban á las gentes de toda ley