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Actualizado: 26 de junio de 2025
De pronto sus ideas variaron, y sintiendo dolorosa angustia en su alma, como impresión de horrible vacío, pensaba así: «¿Pero a quién me volveré ahora? ¡Dios mío, qué sola estoy! ¡Por qué te me has muerto, amiga de mi alma, Mauricia!... Por más que digan, tú eras un ángel en la tierra, y ahora estás divirtiéndote con los del Cielo; ¡y yo aquí tan solita! ¿Por qué te has muerto?
Por las ventanas del aposento de Magdalena no salía ni un rayo de luz. En medio de la oscuridad en que estaba envuelto el edificio, tan sólo una ventana aparecía iluminada en aquella amplia fachada: la del doctor Avrigny. Amaury dirigió a ella su mirada, sintiendo en su pecho la inquietud de un vago remordimiento.
¡Se ha muerto! exclamó Fortunata sintiendo una fuerte sacudida en su alma. Sí, a las diez y media. Parecía que estaba esperando a que llegara yo para morirse... ¡pobrecilla! Vengo horrorizada. Si yo lo sé, no parezco por allá. Estos cuadros no son para mí.
Por su parte, Silas volvió a su casa, sintiendo no haber encontrado a William para saber el motivo de su ausencia. Pero a eso de las seis de la mañana, cuando pensaba en ir a buscar a su amigo, llegó William, y el pastor junto con él. Iban a invitar a Marner para que fuera al Patio de la Linterna, a la asamblea de los miembros de la congregación.
Sus mayores triunfos de todos géneros habían venido así, con la corazonada verdadera, sintiendo él de repente, poco antes de la victoria, un valor insólito, una seguridad absoluta; latidos en las sienes, sangre en las mejillas, angustia en la garganta.... Se paró. «Estaba allí la Regenta, allí en el Parque, se lo decía aquello que estaba sintiendo.... ¿Qué haría si el corazón no le engañaba?
Hoy se casan los pajaritos murmuró Baltasar después de un breve instante de silencio. Día de la Candelaria.... Hoy se casan repitió ella con turbada voz, sintiendo en la palma de la mano el calor de la diestra de Baltasar, que amorosamente la oprimía.
Un día las pusieron a lavar en la huerta. Estaban en traje de mecánica, sin tocas, sintiendo con gusto el picor del sol y el fresco del aire sobre sus cuellos robustos. Fortunata hizo a su amiga algunas confidencias acerca de su próxima salida y de la persona con quien iba a casarse. «No me digas más, chica... te conviene, te conviene. ¡Peines y peinetas!
Pero, á pesar de que el olor no era molesto, el público empezó á marcharse. ¡Ya hay bastante! decían todos. Al desvanecerse su curiosidad, se acordaban de las ocupaciones que habían abandonado, sintiendo por ellas nuevo interés. El presidente del Consejo llamó al lector del inventario para pedirle sus papeles, examinándolos.
En ese instante el amor materno alzó su voz; antes un doloroso estado de conciencia que el olvido; antes la continuación del sufrimiento causado por la laxitud, que el amodorramiento de los brazos que la imposibilidad de seguir oprimiendo y sintiendo la preciosa carga. Algunos segundos más tarde Molly arrojó algo; no era la materia negra, era un frasco vacío.
Al fin, como viese con asombro levantarse a Baltasar diciendo que le esperaba el coronel para asuntos del servicio, ella también se alzó resuelta, y le dio la noticia clara y brutalmente, sin ambages ni rodeos, sintiendo hervir dentro del pecho una cólera que centuplicaba su natural valor.
Palabra del Dia
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