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Actualizado: 11 de mayo de 2025


¡ que lo es! murmuró Elena con voz temblorosa. Se le puede tener por la mitad del dinero que a otro. Nunca se queja, a nadie causa molestia: a veces por no llamar él mismo viene abajo a buscar a la cocina lo que le hace falta. En fin, no se le siente en la casa y por lo mismo todos andamos de coronilla para servirle. Estará triste, ¿verdad...? Ha tenido algunas pérdidas de fortuna... ¿Triste?

María Teresa sintió que la inundaba una alegría indefinible; ¡por fin adquiría la prueba manifiesta de la defección de Huberto! Diana quedó confundida al ver el aire de alegría con que su prima recibía aquellas revelaciones. No se animó a servirle las frases de consuelo que traía preparadas, como buena persona que trata de curar las heridas que ha hecho.

Aunque sus ejercicios habían sido los mejores, sin la recomendación poderosa de aquél, un opositor de Teruel se la hubiese birlado. «¡Figúrese si yo tendré gusto en servirle de cabezaAnimado por esta acogida, estuve por soltarle todo mi cuento y pedirle protección.

Los más astutos y previsores conocían cuán propicia ocasión de ponerse bien con él era servirle mientras estaba lejos del mando, lo cual da ciertos visos de desinterés a los servicios y es lo que llaman por allá, con frase hecha, elegante y propia de la poesía bucólica, llevar pajitas al nido.

Sentí la diestra de Sarto sobre mi hombro y que decía, con turbada voz: ¡Por Dios vivo! Es usted más Elsberg que todos ellos. Pero yo he comido el pan del Rey y mi deber es servirle. ¡Iremos a Zenda! Le miré y tomé su mano. Ambos teníamos lágrimas en los ojos. Asaltábame una tentación terrible. Quería que Miguel, obligado a ello por , diese muerte al Rey.

El joven le pidió las ideas que habían de servirle de guía, la trama poderosa, sobre la cual no tendría él otro quehacer que alinear palabras con la pluma: «coser y cantar», como decía el personaje. El libro dijo éste podría titularse El verdadero socialismo; pero si usted encuentra otro título más bonito, por no se prive usted; yo no tengo en esto empeños de amor propio.

No escribió mi madre con esa energía de conceptos y brillantez de imágenes que caracterizan el don de expresar. Hablaba con la sobria y clara sencillez de quien no se rebusca jamás dentro de propio, ni pide a las frases otra cosa sino que le den a conocer tal como él es, como no pidió jamás a sus vestidos sino que la vistiesen, sin fijarse en que pudieran servirle de adorno.

Pero se sentía algo de penoso en la tranquilidad de su actitud, en su sonrisa misma y hasta en el descuido con que se había puesto el sombrero de fieltro. En la carta le pedía, con mucho mimo, que accediera a servirle de padrino. Pero como él comenzara de nuevo a interrogarla, Adriana le miró seria y cariñosamente: Tío, estos asuntos no tienen explicación.

Y como no se le aparecía, ya se quedaba aguardándola largas horas, ya se ponía a buscarla por uno y otro lado y hasta penetrando en el obscuro y ruinoso torreón que pudiera acaso servirle de refugio.

Recibió en su servicio diez mil Massegatas, á quien el vulgo llama Alanos, gente bárbara de costumbres, Cristianos en la mas que en las obras. Tenian su morada de la otra parte del Danubio, y reconocían por señores á los Scitas de Europa. Embiaron primero al Emperador su embajada ofreciendo servirle.

Palabra del Dia

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